En el barrio madrileño del Rastro, al lado de la plaza de Tirso de Molina, hay un palacete de principios del siglo XX que entre 1913 y 1933 albergó la redacción de un histórico periódico refundado en esa época por Eduardo Gasset y Artime, abuelo del filósofo Ortega y Gasset. Historia en estado puro, en su suplemento cultural colaboraban grandes nombres de la Generación del 98 como Unamuno, Baroja, Azorín o Maeztu.
El karma de Amparo nos ha traído inconscientemente hasta aquí, hasta El Imparcial. Reconvertido en restaurante de la mano de Madrid in Love, nos encontramos tomando un té-café con Amparo Quintana, abogada y mediadora, mediadora y abogada. Su trayectoria es larga en sendos campos, pero trabaja, cree y vive la mediación como sólo los grandes convencidos de esta herramienta lo hacen. Quizá porque la entiende como algo más que una herramienta de resolución alternativa de conflictos: es el vehículo idóneo de la cultura del diálogo, de la cultura de la paz.
Hemos entrado en un nuevo estadio en la mediación. Tres años después de la Ley de Mediación en asuntos civiles y mercantiles, dos años después de su reglamento, se agitan los problemas de un perfil al que se han adherido numerosos profesionales provenientes de campos tan diversos como la abogacía, la psicología, el entorno inmobiliario o el sanitario. Y son todavía muchas las cuestiones a concretar.
Amparo es clara en ese sentido: cree que es muy importante la autocrítica del profesional mediador. El hecho de que se haga referencia a cláusulas de sumisión, y no de remisión a la mediación, ya hacen pensar que nos estamos viendo absorbidos por la vorágine de esta “nueva tendencia”, haciéndonos perder la esencia que debiese guiar todo lo relacionado con ella. O el hecho de que determinadas prácticas puedan suponer pequeñas “zancadillas” a otros profesionales, lo que va contra la esencia de lo que es la mediación. Pues es legítimo ganar dinero, pero ese no es el sentido de la mediación. Así pues, Amparo afirma: “Tenemos que reformularnos”.
Amparo entiende que no existe una visión única, verdadera y excluyente de la mediación; sino unas pautas que, respetuosas con los distintos códigos deontológicos que las entidades de mediación marcan, y que la propia ley establece, permiten que la mediación se instaure en nuestro sistema.
Y para esta instauración resultan fundamentales elementos como que la mediación sea preceptiva, al menos en su fase primigenia, ya que está demostrado que ayudaría a que entendiésemos esta herramienta como natural y normalizada en nuestro sistema. O que implantásemos al tiempo que desarrollamos otras acciones divulgativas la mediación escolar; lo que garantizaría que en pocas generaciones todos estuviésemos absolutamente familiarizados con la mediación.
Recalamos nuevamente en la importancia de la formación, y en la capacidad de las personas para tener una visión paralela que les permita integrar la mediación como una opción de vida. Porque “Lo importante de la mediación es la grandeza de la mediación”.
Departir sobre mediación con Amparo
Como siempre más, mucho más. Palabras vestidas con estas imágenes. Gracias, Amparo.
Gracias igualmente a Playing for Change por la música, y a Fernando López por las fotos; así como, por supuesto, a El Imparcial, por cedernos su espacio.
Un verdadero placer poder leer este post, realizado con tanto gusto y tanto cariño hacia y por la mediación. Amparo es una figura de la mediación en todo el panorama nacional que muchos seguimos en este mundo virtual . . .
Un placer compartir opinión en la misma línea, todavía de mayor valor sabiendo que proviene de otro profesional de la mediación premiado por su importante labor de divulgación. De blog a blog, seguro que «encontraremos el momento de encontrarnos». Un cordial saludo
Amparo Quintana, interesante ahora y siempre, por su calidad como persona y profesional, una importante impulsora de la Mediación y persona recerente en este ámbito ñrofesional.
Gracias por este acercamiento.
Indudablemente. Si tantos profesionales la aprecian, cuando el río suena… Un cordial saludo, gracias por leernos.
Es un placer leer vuestras reflexiones sobre mediación. Para mí ha sido como ver, escuchar y sentir la mediación desde un paradigma de excelencia.
Muchas gracias
Muchas gracias. Amparo realmente es paradigma de la excelencia y profesionalidad; siempre aprendiendo de ella. Un cordial saludo.
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