Me comprometí a hacer una serie de artículos recogiendo el valor que alberga mi tierra, más allá de su cultura y gastronomía. Y estuve recopilando todas aquellas noticias que iban apareciendo aquí y allá, para no olvidarme de nada.
Como mantra ineludible encontraba la transformación digital, respaldado por las propias administraciones con propuestas como Fiware Space , el Observatorio de la Innovación en Extremadura, la UEX o los Centros de Investigación Extremeños apostando por la innovación en nuestra mayor fortaleza: el campo. Recordemos que el sector primario aporta entre un 11 % y un 13% al PIB extremeño, el doble que la media europea (6,5%) y por encima de la media española (9,7%).
Un café estratégico en el centro neurálgico de la innovación me puso sobre la pista de la empresa Ingulados. Se movía bonito, se movía bien en el campo de la investigación veterinaria y biotecnológica, y contribuía al desarrollo de productos y servicios que mejoraban la sanidad animal. Y, de hecho, en poco tiempo publicaron en redes posibles colaboraciones para la investigación en cuestiones tan importantes como las alternativas al tratamiento antibiótico en animales.
Ahí fue cuando empecé a pensar que se me iban los tiempos para que mi artículo supusiese la aportación que yo pretendía. De pronto el gigante Amazon había establecido una de sus plataformas en Badajoz; había saltado la noticia de Trujillo, Leonardo Di Caprio y su fábrica de Diamantes; la asociación de los Santos de Maimona, La Fabrika de toda la Vida, ganó uno de los premios New European Bauhaus, frente a 27 participantes con proyectos ubicados en toda Europa; CEPYME lanzó una recopilación de las 500 firmas españolas que lideraban el emprendimiento, y 8 de ellas eran extremeñas; Don Benito y Villanueva de la Serena aparecieron sorpresivamente en todos los medios nacionales ante su posible unión; y un restaurante de un pueblo chiquitito de Cáceres, VERSATIL, de Zarza de Granadilla, consiguió una Estrella Michelin.
Efectivamente, Extremadura se mueve. No es que lo quisiera, es que lo sabía, y procrastinar me lo ha reconfirmado. Así pues, y sin perder el sentido crítico, debemos estar a la altura del reto. Estamos transformando lo que somos y tenemos en nuestra mayor y mejor oportunidad; y para que el consenso sea firme en este sentido, y no perdamos el espíritu crítico de por qué y para qué, recupero un artículo de Alicia Asín Pérez sobre la importancia del sentido común y la inteligencia práctica en la digitalización de las zonas rurales: El 5G no es la única receta para la recuperación económica a través de la digitalización.Aunque si hablamos de innovación en el territorio y modelos de gestión inteligente en Extremadura no podemos obviar a Francisco Jose Morcillo Balboa. Pero esto ya es otro artículo…
PD 1: Propósitos de año nuevo:
1 – NO PROCRASTINAR…
PD 2: Por si alguien no conociese el título de este artículo, es el primer verso de, IMHO, una obra maestra de Robe, embajador extremeño de pro. Si te vas…
Yolanda Aparicio Fernández. Organización y Personas. Proyectos.