«En este libro formado para servicio de Dios y bien común de las gentes, y dividido en siete partes según queda expuesto, se subdividen éstas en títulos que son la suma de las razones contenidas en él, y llamadas Leyes; de las quáles unas pertenecen a la creencia de Jesu-Christo, y otras al gobierno de las gentes. (…)
(…) Deben ser las leyes perfectas, hechas con mucho cuidado, y revisadas de modo que sean razonables, y sobre cosas naturalmente posibles. Sus palabras han de ser buenas, llanas y manifiestas, de modo que todo hombre las pueda entender y retener; y no contrarias unas a otras, ni expuestas a tergiversación, para que de ellas no pueda deducirse razón torcida y mala inteligencia, ni mostrarse la mentira por verdad, ni ésta por aquella.
El derecho establecido en ellas ha de ser muy selecto antes de publicarse: y hechas así, serán útiles al servicio de Dios, al honor de sus autores, y al bien de los juzgados por ellas. El que las forme no ha de estar impedido ni preocupado por otra cosa: y debe establecerlas con el consejo de hombres sabios, entendidos, leales y sin codicia, que como tales sepan conocer lo conveniente al derecho, justicia y bien común.»
LAS PARTIDAS, DE ALFOSO X EL SABIO