Tienda física y tienda virtual: E-Commerce

Cualquier iniciativa o planteamiento empresarial y casi vital, conlleva hoy día asumir que hay que gestionarlo en dos universos paralelos que a su vez interaccionan y se tocan, pero que siguen patrones diferenciados: la realidad física y cotidiana, y el mundo virtual. Y si la trascendencia indiscutible del primero persiste al cabo de los años, aun con sus matices, y con más variables; no menos rotunda resulta la necesidad y el impacto insustituible del plano digital. Vivimos en tiempos donde vender a distancia es esencial, y donde lo que está cerca se prueba de lejos, y lo que está lejos se quiere probar y testar de cerca; esto es, cuando descubrimos un negocio o una tienda antes o poco después de entrar la primera vez tendemos a verificar su web; y aquellas empresas y negocios a cuyo conocimiento accedemos vía internet procuramos su testeo directo y presencial o la referencia más próxima y tangible que esté a nuestro alcance, para adquirir vínculos, compromisos… Y esto es un aspecto esencial a la hora de valorar nuestros escenarios empresariales de actuación.

De modo que lo que en los principios pueden ser contextos alternativos, en el paso siguiente se convierten en complementos inseparables. Y es que el mercado actual se va configurando más a base de usuarios y consumidores que de clientes, y toda la actividad o iniciativa emprendedora tiene que bordar en su planificación un mercado global y casi universal. Y desde luego la forma más ágil, optimizada y viable de afrontar y llegar a mercados internacionales y lejanos es a través de internet, el internet de los negocios, el ecommerce. Esto es algo que todos los empresarios-emprendedores debemos cuidar y ha de ser foco de nuestra inversión y atención continuada.

Una presencia y actividad empresarial de proximidad muy brillante que carezca de un posicionamiento y una presentación web que esté a la altura, reduce su capacidad y su oportunidad, debilita su marca, y afecta a su credibilidad. Hay negocios y actividades más naturalmente proclives a su salida y gestión o desarrollo directo por internet, pero lo cierto es que incluso estas iniciativas, antes o después requerirán un mínimo de presencialidad y personalización que soporte y aporte su recorrido web. Con esto se trata de poner en valor un enfoque de sinergia y reciprocidad como estrategia más común e ideal, pero también hemos de reconocer y analizar el incuestionable crecimiento de tendencias y actividades cuya efectividad se reduce a internet. Y no estamos pensando en las grandes tiendas virtuales de impacto indiscutible, sino que tenemos en mente esos negocios y actividades emprendedoras que buscan una salida en internet.

El mundo virtual es el mercado de todos y para todos, y exige un plus de competitividad, de creatividad, de diferenciación… Todos nos hemos de encontrar allí pero muchos no sólo han de estar allí, y han de completar sus plataformas con la parte más tradicional y tangible de cualquier empresa. Y se puede ir de lo virtual a lo presencial, con la consiguiente ventaja de costes, la experiencia y sondeo comercial que implica, y como estrategia muy válida y apropiada para proyectos de venta de productos; o al revés, de lo presencial a lo virtual, siendo este espacio una herramienta dinamizadora y consolidadora. Pero cuando nos atrevemos a opinar sobre internet, y hasta hacer juicios de valor sobre ecommerce, lo hacemos desde la prudencia y temor contenido de sabernos ante un universo de infinitas posibilidades difícilmente limitables y cuyo descubrimiento es un proceso siempre inacabado. Por eso al hablar de los negocios en internet, de la venta on line, sólo nos empeñamos en remarcar particularmente un enfoque general avalado por el hecho de que son muy pocas las compañías que hoy venden sólo y mucho por internet, pero igualmente es fácil afirmar que hoy ya muchos venden algo por internet y todos necesitamos internet para vender algo, y esta tendencia es ya realidad creciente.

Y como conclusiones prácticas y para todo caso destacar la importancia ineludible de invertir en web y según el tipo de negocio incluso considerarlo y reforzarlo como plataforma principal de venta. Es decir, una buena web, no es una opción sino una obligación para cualquier empresa del presente y del futuro, y para quien base todo o parte de su estrategia de venta en la plataforma virtual no hay excusas para escatimar. Lo que somos en internet se aleja cada vez más de representarnos para estar más cerca de identificarnos, de modo que en internet se trata de ser tanto o más que de parecer. Para ello hay que acudir y seleccionar cuidadosamente a los mejores que para cada uno serán los profesionales que mejor capten su esencia y objetivos, y dotar a nuestro “ser virtual” de las mejores condiciones técnicas y estéticas sin reservas. Además, asumamos que para emprender hoy día internet se presenta como el mercado más accesible y universal de la historia, es el más “barato” y el más amplio. Hoy con una idea y un ordenador podemos poner nuestro talento a disposición del mundo. Eso hace que iniciar el camino sea más fácil pero también supone que hay muchos más caminando y que la diferencia la marcará el recorrido y la forma de caminar. Y siguiendo con lo práctico y general: aplicaciones sencillas, buenas pasarelas de pago, mensajes limpios, diseño personalizado, que tu personalidad esté reflejada, que sea diferente, original, fresca, ágil…

En definitiva, si hacemos algo para apañarnos en plan “casero” estaremos apañados y punto; si aspiramos y creemos en lo que hacemos merece la pena un esfuerzo en este ámbito. Un escaparate para el mundo no puede ser de cualquier manera porque cada uno de nosotros, al emprender, no queremos ni podemos ser cualquiera. Hasta tal punto es trascendente este apartado que existen muchas ayudas y fondos destinados a impulsar las plataformas de venta on line y mejorar las prestaciones virtuales de las empresas (por ejemplo las convocatorias de Red.es) y es evidente que ya no se trata de tener una página web sino de que la web también sea o directamente sea la empresa. Y todo esto, con matices, variables, adaptaciones y particularidades, es extensible a cualquier iniciativa o sector. Incluso a la hora de seleccinar proveedores nos fijamos en su web para catalogar su perfil. Por ejemplo entre un fontanero sin web y uno con web, ¿a quién elegirías?; y si además te permite el contacto y encargo por esa vía seguramente mejoraría nuestra percepción de su capacidad y garantía.

Ángel Luis Gómez Díaz. Socio–Fundador y Director General de la Firma ÁREA, ABOGADOS Y ASESORES

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