De cómo ganar un viaje a…. ¡EMPIEZA!

A todo estudiante le surgen preguntas como: ¿qué me gustaría estudiar? ¿qué tendrá más salidas? ¿y si me confundo? Inmerso en un mar de dudas, unos se tiran al charco sin salvavidas estudiando en lo primero que le admiten, otros lo que más “salida laboral” tiene, y otros simplemente se dejan llevar por la corriente de lo que le llama la atención. Lo cierto es que, aunque lo moralmente correcto pueda parecer estudiar lo que te llama la atención, siempre existe el riesgo de patinar, que al descubrir a profundis la carrera no te guste. Porque, ¿y como saber qué te gusta algo sin conocerlo?

Estudiar Derecho, entendido por la mayoría de jóvenes pre-universitarios, o incluso simples ciudadanos de a pié legos en la materia, es estudiar, estudiar y estudiar. Algo aburrido que solo consiste en una vez más estudiar y no pensar en numerología, la vía perfecta para librarse de todo aquello que tenga que ver con procesos de cálculo mental, todo ello bajo un: ¡Bah! ¡Si Derecho con estudiar la ley basta! ¡A por ello!

Bajo un sinfín de opiniones, está la concepción de gente que se aficiona al derecho por superficialidad, por interés legitimo, por gusto o por obligación. Y es que, ¿quién no se ha encontrado nunca con la situación por doquier? Me explico: me refiero al típico comentario de aquella persona que en su carrera tuvo alguna asignatura con materia en derecho o “escucha campanas”, aquella que normalmente hace alusión al derecho como algo superficial, cerrado, movimiento oscuro de los vanidosos abogados que “sin mover un dedo” se hacen ricos a costa de sus clientes, cayendo así en la trampa de creer que porque es posible manejar las primeras y superficiales apariencias se está en condiciones de manejar las profundas sustancias.

Apunto también, que aunque a todos, propios en cualquier materia, profesión o dedicación, y desde el fondo de la vocación y el conocimiento que la experiencia, estudio o ilusión nos evoca, hemos querido alguna vez decirle a alguien: ¡No se habla de lo que no se sabe! Mas no es esa mi intención. Porque es cierto que aunque nadie, por prudencia y discreción debe hablar de lo que no sabe, no es menos cierto que si todos estrictamente nos limitáramos a hablar de lo que sabemos el mundo sería una inmensa cartuja de silencio.

Yo, estudiante de Derecho, soy consciente de que es cierto lo que nos enseñan en la universidad, para ser jurista hace falta buena memoria, gran capacidad de abstracción, acompañado de un conocimiento mínimo del entorno social, político y económico para la correcta comprensión sobre la determinación y manejo adecuado de fuentes del Derecho , saber combinarlo con habilidad en documentación jurídica y utilización de una información debidamente actualizada a la hora de la interpretación y aplicación, etc… pero ¿Son suficientes estas habilidades? ¿Es la profesión de jurista meramente eso? ¿Un curriculum lleno de aptitudes? Ahí está el error. Santo Tomás de Aquino dijo alguna vez algo similar a que toda la capacidad de contemplación de las criaturas no puede agotar la cantidad de esencia que pueda haber en una simple mosca”. Por tanto, es la profesión de jurista una mera reunión de aptitudes? ¿Un título universitario acompañado de una larga lista en formación?¿Es esa su esencia? No. El derecho, así como su profesión, es tan de todos desde que nacemos hasta que morimos, que es algo que muchos se atreven a clasificar dentro de sus ideales por mera apariencia. Pues iniciando mi camino de cara a la profesión, no creo que la profesión de jurista, -al igual que otras muchas en su mayoría- sea simplemente una reunión de aptitudes, dentro de un contexto básicamente formal y cerrado. Que no es que no lo sea, si no que es mucho más que eso, es trabajo, tesón, ingenio, constancia, dedicación… Un jurista es un intelectual que necesita una visión amplia para no sólo convertirse en un técnico de las leyes.

¿Cómo convencer al entorno de que la norma suele ser la pequeñísima parte de la punta del iceberg? ¿Cómo hacer ver que detrás de cada ley hay tradición, historia, principios, que las leyes no son según se dictan, sino según se aplican?

A donde quiero llegar -que no es promocionar los estudios en Derecho, y lo siento, lo cierto es que tampoco te quiero ayudar a ganar ningún viaje a Ibiza, ni a las Islas Caimán, ni a Cancún…..-, es a que al igual que todos los actos contra la Ley no son nulos, ninguna profesión es solamente conseguir títulos y trabajo, trabajo que tan difícil se torna conseguir hoy día. Vivimos en un desconcertante contexto social que se deja llevar por apariencias, dejándose llevar por la creencia de que la excelencia y la profesionalidad la marca el título, y ni la excelencia , ni la profesionalidad la marca el título, la excelencia la marca la aCtitud y la profesionalidad la marca la persona.

Hay que hacer ver a aquellos indecisos que todos fuimos alguna vez, que detrás de cada carrera existe espíritu, que no se dejen llevar por las habladurías, que analicen con detalle a qué se van a dedicar el resto de su vida, que asuman el reto del cambio y que no conciban su carrera profesional solamente como una forma de tener trabajo, ingresos, comodidad, sino una manera de hacer lo que realmente les interesa, que sea su trabajo lo que los involucre a satisfacer su forma de pensar y sentir el resto de su vida. Porque si así es, será un profesional de excelencia, hará lo que le gusta y sin duda alguna rendirá los frutos que todo el mundo espera.

Para mí, estudiante en prácticas, la primera satisfacción es saber que no me confundí de camino, pues no existe mayor recompensa que la satisfacción de hacer lo que me gusta.

¿Que son tiempos difíciles? Está claro, ¿Que por serlo nadie te va a regalar nada? También. En una entrevista a Rafa Nadal le preguntaban, que qué hacía ante un partido especialmente difícil o cuando en un partido la situación se le ponía muy complicada, él contestó: “poner el doble de ilusión, el doble de entusiasmo y el doble de pasión”. Cada uno debe ser motor de su propia motivación. Nunca dejes de hacer cosas, porque de las cosas que dejas de hacer, lo de menos es la cama.

Desde el desayuno, todo es posible, me decía una reciente conocida, pero muy apreciada persona. Nunca es tarde para empezar, y si no lo has hecho ya… ¡Empieza! Un antiguo proverbio chino, alude que “toda crisis es un riesgo y una oportunidad”, y ésta, que a muchos sirve de excusa, ha de servirnos para dejar de lado todos los vicios que hemos cometido durante tanto tiempo.

María del Mar Almodóvar Ramos. Departamento Jurídico de la Firma ÁREA, ABOGADOS Y ASESORES

 

 

 

 

 

 

 

LA RESPONSABILIDAD DEL TRABAJO y EL TRABAJO DE LA RESPONSABILIDAD

En el ámbito de los servicios profesionales de un modo especial, aunque yo diría que, en general, en la actividad económica reconocida y reconocible, ante la necesaria, temida y discutida cuestión de cuánto cobrar o de cuánto vale lo que haces o hace aquel a quien contratas, es más factible y sencillo entender y evaluar el trabajo que llegar a discernir la responsabilidad que conlleva y asume el que lo realiza. Esto es, desde criterios estrictamente materiales y muy superficiales nos aventuramos a ponderar el trabajo ajeno, pero sin la profundidad necesaria obviamos el compromiso y las consecuencias que se asumen con ese desempeño directo, ya sea en modo de decisión, resultado o ejecución.

 Así pues, mientras somos capaces de arriesgarnos con la cuantificación, tarificación y calificación del trabajo, y aplicamos hasta criterios propios a la aplicación ajena; habitualmente se nos escapa esa carga de profundidad en forma de responsabilidad, que es un intangible tan apreciado que sin su soporte garantizado, el trabajo en sí pierde gran parte de su valor.

No tenemos reparo en desmerecer una firma, un escrito, o una respuesta más o menos concienzuda, porque la inercia nos lleva a fijarnos únicamente en eso, en la tinta de la firma, en la letra del escrito, o en la sonoridad de esas palabras; cuando lo que realmente llena de valor aquello que hacemos o recibimos, es la responsabilidad; en forma de compromiso y capacidad de atender consecuencias; que impulsa y alimenta el trabajo y la ejecución en sí…

La profesionalidad bebe de ambas fuentes: trabajo y responsabilidad, pues no hay buen trabajo sin responsabilidad y no hay responsabilidad sin la base de un buen trabajo; en cambio es mucho más débil la cultura de la responsabilidad en nuestra sociedad, porque el materialismo hace que ignoremos lo que no se ve o se toca en el instante, y que es lo que más importa en el futuro, lo que más permanece.

Aventurarse a valorar el trabajo de otros es una osadía, pero no considerar suficientemente la responsabilidad es una temeridad. Es apreciar al barco navegando y alejarse en el horizonte, sin estimar ni a los marineros ni a la embarcación y su fortaleza. En este mundo de la imagen lo que se ve no necesariamente es lo que más vale.

ÁNGEL L. GÓMEZ DÍAZ. Socio – Fundador y Director General de la Firma ÁREA-ABOGADOS Y ASESORES. SECRETARIO GENERAL DE CEAJE

CEAJE: LA CREDIBILIDAD DEL CRÉDITO.-

Desde mis cargos y cargas y como empresario he testado y pulsado la realidad del mercado financiero a través de reuniones de trabajo con diversas entidades financieras y algunas instituciones públicas del sector financiero-crediticio: BBVA, Banco Santander, Banco Sabadell, Banco Popular, Enisa, ICO, Arsys… E institucione europeas: Parlamento Europero (Comisión Económica), BEI, FEI… Y este itinerario me ha permitido contemplar con estupefacción la cadena de divergencias y distancias hasta acabar con una intensa sensación de que en lugar de ser eslabones de una cadena única, son escalones deteriorados y distantes de escaleras distintas: Los bancos no creen en el ICO, el ICO no cree en los bancos; los bancos no creen en las SGR; las SGR no creen en el ICO ni se entienden con los bancos; y los Bancos no ven bien a la mayoría de las SGR… Y al final de estos eslabones deslabazados… los empresarios no creen en nadie, aunque lo intentan con todos, hasta el punto de acabar dudando hasta de sí mismos. Y los mecanismos e instituciones europeas casi asisten expectantes a que sus fondos para pymes se muevan en nuestro sistema como en un “ping-ball” sin apenas encontrar el destino pretendido.

Así, esta aventura crediticia absolutamente empírica y vivida en clave empresarial, representativa y técnica, me arroja estas conclusiones respecto de las dificultades de acceso al crédito de nuestras empresas:

  • Se están articulando medidas en el plano normativo y político institucional tendentes a dotar de liquidez al sistema cuando el problema principal radica en la solvencia, valoración del riesgo y el nivel de garantías que ofrecen las empresas.

  • A nivel legislativo y político se incentiva e impulsa la creación de nuevas empresas y nuevos proyectos emprendedores, mientras que los agentes financieros prefieren las nuevas líneas de negocio, la innovación y la sostenibilidad o impulso de empresas con una mínima trayectoria evaluable y acreditable. Además, esta tendencia puede generar una perversión en el sistema que lleve al propio empresario desechar o desactivar empresas con trayectoria para promover nuevos proyectos desde nuevas sociedades. 

  • Los actuales mecanismos financieros públicos o mixtos (público-privados) no tienen en su naturaleza jurídica poder actuar y financiar de modo directo la actividad empresarial y sólo admiten la intermediación bancaria y de entidades fianancieras para canalizar sus fondos orientados a pymes; o constituirse como fondo de fondos, y los pasos en otras direcciones son pocos, lentos y temerosos. 

  • Hay una demanda crediticia que tiene que ver con la sostenibilidad empresarial, con el mantenimiento del empleo, con la generación de puestos de trabajo y la activación de nuevas líneas de negocio, de jóvenes empresas, jóvenes empresarios (mayores de 30 años) y emprendedores con trayectoria que son excluidos de las opciones legales, coberturas financieras y principales medidas que se contemplan, y que tienen una orientación más estructural pero con un impacto real muy limitado. 

  • La transformación o modificación de los mecanismos actuales y la reorientación de su naturaleza se topa con la legítima prudencia de la Administración Pública ante el riesgo de morosidad. Y es precisamente el riesgo en cuanto a su semántica, su extensión y su asimilación el elemento bisagra para desatascar el panorama de crédito y liquidez. 

  • El dinero procedente de Europa en sus distintas formas y canales circula por nuestros mecanismos como por un alambique, de modo que apenas a modo de gotas consigue alcanzar en forma y tiempo el objetivo de origen. 

  • El propio BEI ha reforzado el impulso y sentido del FEI como su herramienta para Pymes, pero igualmente requiere o reclama una intermediación financiera de garantías o canales públicos adecuados. 

  • Las Sociedades de Garantía Recíproca adolecen de una dispersión y disparidad radical en cuanto a eficiencia y eficacia, de modo que es más excepcional la que verdaderamente funciona y cumple sus fines a efectos de avalar financiación empresarial, que la que simplemente sobrevive como instrumento artificial y en la, actualidad, hasta como elemento de decoración y excusa obsceno. Las que funcionan se circunscriben a su ámbito territorial y la mayoría de los territorios están huérfanos de esta pretendida oportunidad, que como concepto es el más cercano a ser parte de la solución, pero que por idiosincrasia y tendencia es finalmente también parte del problema. 

  • Las entidades “nacionalizadas” o rescatadas no soportan ninguna exigencia directa en esta materia más allá de recomendaciones; de modo que los fondos públicos aportados tampoco se están canalizando a estos fines. 

Y frente a esto, a uno se le escapa porque aquello con capacidad, poder, competencia y sobre todo responsabilidad para hacer algo, no llevan a cabo alguna de estas opciones o todas ellas como medidas concurrentes y desde luego mucho más eficientes que el trasiego de fotos y “buenas intenciones” al que asistimos de modo continuado:

  • Mecanismos de inversión privada y generar redes flexibles de Business Angels, con protocolos financieros específicos y poniendo en valor la empresa, al empresario y su proyecto o línea de negocio como aval. 

  • Buscar fórmulas colaborativas en el mercado financiero a tres bandas: empresario-bancos-sistema público, mediante instrumentos de compartición del riesgo; donde el análisis económico-empresarial en términos cualitativos implique la principal base de aprobación de operaciones crediticias, configurando un órgano técnico-institucional, con un protocolo financiero pactado con los representantes empresariales, donde se fijen criterios y procedimientos de concesión. Un sistema similar al jefe científico en el modelo de Israel, pero con un componente más colegiado aunque revestido de un alto grado técnico y con margen de decisión en materia de apoyo empresarial. 

  • Promover y propiciar mecanismos públicos de aval y de garantía, esto es, que los fondos europeos y estatales destinados a Pymes y emprendedores se canalicen a través de instrumentos de aval que solventen y cubran las dificultades de solvencia y garantía de los empresarios y sus empresas jóvenes. También conllevaría una puesta en valor de la empresa y el empresario como garantía y aval principal de su solicitud de crédito, y un protocolo financiero determinado al efecto, además de la implicación de las entidades bancarias, aceptando un porcentaje del riesgo con cargo a su negocio. 

  • Se propone una redefinición de las sociedades públicas que canalizan fondos para que puedan trabajar, colaborar e intermediar con instituciones o entidades públicas o privadas no financieras, y relacionadas o vinculadas con la empresa y el emprendimiento, con procedimientos tasados y fines específicos. 

  • Exigencia específica y tasada a las entidades rescatadas y nacionalizadas de concesión de préstamos a pymes y jóvenes empresarios o nuevas líneas de negocio con el protocolo y condiciones ya descritas, asumiendo una parte importante del riesgo en compartición con el empresario. 

  • Concentrar en un solo organismo o figura la gestión y coordinación de estos mecanismos y estos fondos. 

  • Y desde el concepto y virtualidad de la Responsabilidad Social Corporativa, valorar, evaluar y baremar a estos efectos, la implicación de multinacionales, y grandes compañías y empresas nacionales, como inversores en nuevas empresas o en nuevos proyectos empresariales de jóvenes; de modo que esas líneas de inversión directa y acreditadas tengan impacto tangible en materia de licitaciones y concesiones. 

Si bien de modo transversal e imprescindible para activar, o ponderar estas opciones, resulta ineludible afrontar un cambio de paradigma y nuevos criterios a nivel político institucional y a nivel social, que podría resumirse en que: la verdadera apuesta por la empresa y la cultura emprendedora pasa por asumir riesgos entre todos y por todos, esto es, Administraciones Públicas, empresarios y agentes o entidades financieras. De forma, que la Administración esté dispuesta a arriesgar un poco en materia de morosidad y la entidad bancaria también acepte su cuota, porque el empresario llevará de serie su responsabilidad. La deuda productiva como generador de oportunidades empresariales y de dinamización económico.

Desde esta convicción será más accesible afrontar una reconversión de la natulareza y operatividad del ICO, incluso con su orientación a sistema de fondo de aval empresarial; acometer una verdadera reforma de las SGR para que sean lo que deben ser o desaparezcan y se extingan las que no son nada de lo que debieran; y para priorizar como sostén y justificación crediticia el empresario y su empresa.

Los ánimos en estas direcciones convergen. Europa, nuestro Gobierno, las entidades financieras, las necesidades empresariales, falta la concurrencia en la decisión firme y en la voluntad, y el elemento bisagra: arriesgar de verdad por lo que realmente vertebra nuestro sistema, que es la empresa y la vocación emprendedora en sus múltiples formas.

ÁNGEL L. GÓMEZ DÍAZ. Socio – Fundador y Director General de la Firma ÁREA-ABOGADOS Y ASESORES. SECRETARIO GENERAL DE CEAJE

LAS TIC Y LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS, ¿CAMINO DEL ERROR?

Hace unos días la Comisión Europea ha propuesto un proyecto de Directiva sobre facturación electrónica en la contratación pública, acompañada de una Comunicación en la que establece su visión para la plena digitalización del proceso de contratación pública, denominada «contratación pública electrónica íntegra». A lo anterior se añaden las declaraciones del comisario de Mercado Interior y Servicios, Michel Barnier: «Velar por que las administraciones públicas de la UE sean modernas y eficaces es una prioridad de la Comisión Europea.

Seamos claros: estamos en un momento histórico en el cual convergen una serie de circunstancia que, en modo alguno cabe obviar, entre las que podemos destacar:

 – Revolución tecnológica sin precedentes basándose en el poder de las TIC y su universalización.

 – Crisis económica mundial unida a la aparición de nuevos jugadores relevantes en el tablero.

 Por eso, pensar que las Administraciones Públicas van a quedar al margen de todo esto es pecar de iluso; distinto será el camino.

La tecnología nos ayuda con múltiples herramientas, pero se hace preciso voluntad, objetivos y metas comunes. Siempre se puede innovar, y también en las AAPP. Sólo hace falta contar con los elementos adecuados, los resortes administrativos, el empuje de la dirección, la implicación de los trabajadores. En definitiva, se hace necesario tener voluntad de cambio y no únicamente continuidad en la políticas públicas; se hace preciso crear las condiciones necesarias para su implementación. En la contratación externa es preciso elegir una máxima y seguirla férreamente, no tiene que ser la misma para todos los proyectos. ¿Qué es lo que quieres: priorizar la concurrencia maximizando la competencia aunque el servicio pueda ser dañado – ofertas a la baja – u optar por un mejor servicio?. Pero no sólo vamos a hablar de contratación, de externalización de servicios; sino también de cómo lo público y lo privado pueden converger para dinamizar.

 No puedo dejar de mencionar la estrategia de Administración Electrónica del Gobierno del Reino Unido “Govemment Digital Strategy” como una alternativa, si no a imitar, sí al menos a tener en cuenta. Es una estrategia corta y sintética, pero con un alto contenido de innovación en lo referente a la aplicación de las TIC en las Administraciones Públicas. Uno de esos aspectos es la necesidad de un rediseño continuo de los servicios públicos digitales; extrayendo consecuencias para una reimplementación cíclica.

 Verdaderamente existe cierta tendencia, o al menos yo la tengo, a mirar el mundo a través de los ojos de la actividad profesional que uno ejerce. Por decirlo de otra forma, siempre se buscan noticias relacionadas con tu actividad o intentas elucubrar sobre la capacidad de influencia de dicha actividad en el mundo que te rodea. Es por ello que no podemos obviar que la administración electrónica que ven los ciudadanos está muy relacionada con su desarrollo normativo. En este sentido, una legislación que favorece su puesta en marcha, dando garantías jurídicas plenas y equivalentes a la tramitación presencial, es sinónimo de mayor auge y efectividad de las TIC. Por el contrario, legislación que controla en demasía, entrometiéndose en la propia lógica de negocio o burocratizando en exceso cualquier intervención, ralentiza y desespera a los ciudadanos y empresas beneficiarias de las soluciones diseñadas, convirtiéndolas más en obstáculos que soslayar. ¿Será ello fruto de la elaboración de leyes por desconocedores de la materia? ¿Perviven aún los poderes (leáse, entre otros, grandes empresas) establecidos?

En el escenario actual debemos servirnos de las posibilidades que brinda el acceso a mercados globales, la internacionalización, la apuesta por alianzas estratégicas, la colaboración así como el aprovechamiento del potencial de las TIC para la optimización y la eficiencia del aparato administrativo.

Mª Dolores Galán Cadenas. Abogada de la Firma Jurídica ÁREA, ABOGADOS Y ASESORES. Mediadora.

EMPRENDEDORES: DE BICICLETAS Y GUSANOS DE SEDA… (I)

A veces las preguntas más complejas se responden y explican con las experiencias más sencillas. Habitualmente en mi posición me enfrento a la cuestión de qué necesita un emprendedor para poner en marcha su idea, para iniciar la aventura, y mi primera palabra es: vocación, después un ecosistema adecuado para ello, y finalmente remato aludiendo a valorares como la perseverancia, el convencimiento, la imaginación, la formación… En esa respuesta, suelo denostar la subvención como estimulante de esa vocación y poner mis reservas en ubicar el cartel de “salida de emergencia” sobre la puerta del emprendimiento.

Sin embargo, todo ello aun siendo parte necesaria de mi argumentación se entiende mejor quizás con esta metáfora o historia a la que recurro por evocación de mi propia vida: enseñar a montar en bici sin patines (también llamados ruedines) a mi hijo pequeño puede ser una osadía, y requiere de su audacia y de la mía como padre. Planteada la voluntad y decisión de hacerlo por su parte buscamos y propiciamos el mejor escenario posible y en este sentido, la playa con su arena fina y la marea baja, superficie amplia, suficientemente dura para rodar y blanda para absorber sin daño las caidas y un gran horizonte, casi infinito, configuraban ese entorno deseable… Ese fue el marco, donde decidido y convencido arrancó a pedalear recto, cayó en varias ocasiones pero al descubrir que se podía levantar sin grandes perjuicios, retomaba su conquista de ese horizonte, aunque su primer y continuado objetivo era pedalear tan fuerte e intenso como sus fuerzas le permitían, a medida que avanzaba su velocidad crecía, su atrevimiento le daba para intentar giros y aceleraciones, su seguridad se iba consolidando y su ilusión le daba ya para mirar al frente y olvidarse de mirar sus pies… Ensimismado, se detuvo un momento al percatarse de mi alejamiento, se dio la vuelta y con una gran sonrisa me gritó: venga que te dejo atrás y te pierdes…

 Sustituyamos a mi pequeño, su decisión y su voluntad por el emprendedor – empresario, incluso bicicleta por proyecto o idea, y mi papel y el escenario natural propicio por el pretendido ecosistema promotor de vocaciones emprendedoras y empresariales… Y entonces hallaremos respuesta a muchas de esas complejas preguntas que llenamos de extensos discursos, anuncios de medidas, conatos de discusión, un inmenso aparataje institucional, significativos recursos y hasta pretenciosas leyes, y por supuesto continuas “fotos” y teorías “de oídas” o abanderados ocasionales de la valentía de otros… Vocación-voluntad, espacio-marco adecuado… y a pedalear.

Desde aquí y para avanzar hacia un horizonte de oportunidades más amplias y más importantes podemos abordar áreas y conceptos que ahora se manosean por doquier, y probablemente todos ellos se expliquen mejor desde esa concepción más sencilla, más natural, más conceptual, y sobre todo pierden dramatismo ciertos debates. Esos aspectos, como modo de compartir visión y cuestionamiento sobre ello – sin olvidar que lo fundamental es pedalear encontrando el terreno adecuado para ello -, los trataremos en otro articulo.

ÁNGEL L. GÓMEZ DÍAZ. PRESIDENTE AJE-EXTREMADURA. SECRETARIO GENERAL DE CEAJE. VOCAL JUNTA DIRECTIVA CEOE

EL FUERO DEL BAYLIO

» Es un hecho reconocido y comprobado además por la ley 12, Título 4º, libro 10 de la Novísima Recopilación que el Fuero denominado del Baylío fué concedido a la Villa de Alburquerque en tiempos de la Reconquista por su fundador Alonso Tellez de Meneses, yerno de Sancho II, rey de Portugal, quien ocupó el Trono Lusitano desde 1223 hasta el 1.245 en que fué depuesto por Inocencio IV, en el Concilio Ecuménico Lugdenense I, conforme a las teorias del derecho público eclesiástico de la edad media (…).

(…) Fuera cuando menos coetáneo, sino anterior al expresado código, y hasta el Rey Sabio en la ley 24. título II, Partida 4ª, al hablar de la tierra en que hay costumbre de distribuir entre los casados la dote y las arras que llevaron o las ganancias que obtuvieron, pudo no ser extraño a su pensamiento el Fuero del Baylio, por más que se refiriese también a otros fueros similares de mas antiguo fundados (…).

De cualquier modo el Fuero del Baylio es de orgien eminentemente portugués, tanto porque la legislación de aquel reino en su Código titulado Ordenaçoes previene que: Tudos os casamentos feitos en nossos reinos é senhorios se entendem serem feitos por carta de miatade, salvo cuando entre as partes outra cousa for acordada é contractada (I) cuanto por que el fundador de Alburquerque Alonso Tellez la conquistó y reedificó sin duda con portugueses que en calidad de vasallos habían venido con él al fonsado, estaba íntimamente unido con vínculos de parentesco al Monarca lusitano y quiso dedicarle con el fuero un recuerdo a su memoria»

El Fuero del Baylio. Juan Boza, Fregenal de la Sierra, 1 de febrero de 1898

¿POR QUÉ MEDIACIÓN EMPRESARIAL…?

La informatización del entorno laboral y el uso ya normalizado de las casi infinitas posibilidades de internet constituyen el entorno habitual en el que actualmente nacen y se desarrollan los activos económicos, sea cual sea el sector al que pertenecen. Esta circunstancia se plantea en un momento en el que renace con fuerza la palabra mediación, potenciada desde las propias administraciones públicas, regulada con el objeto de premiar su utilización y con el ánimo de descongestionar la ultrasaturada Administración de Justicia. De esta manera, la conjunción de estos dos parámetros viene a converger en un acrónimo cada vez más extendido: ODR: On Line Dispute Resolution.

Pero la primera pregunta que se plantea, o que debemos hacernos, es: ¿por qué Mediación Empresarial?

La mediación, habitual en los ámbitos sociales, resulta todavía ajena al mundo de la empresa, en el que la competitividad se encuentra arraigada de manera muy agresiva. La Responsabilidad Social Corporativa ha conseguido abrir una brecha en esta idea, aunque sea a los meros efectos de establecer una nueva línea de marketing. Pero ¿es la imagen el único beneficio que el empresario obtiene con la utilización de la resolución alternativa de conflictos y, más concretamente, de la mediación?

Lo cierto es que la mediación es la formula apropiada para resolver controversias generadas por problemas de comunicación, ideal si lo que se precisa es que la relación entre las partes encontradas continúe sin asperezas. Y estas controversias se plantean en la empresa como en cualquier otro entorno en el que se produzca la interacción entre las personas; bien sabemos que el conflicto es connatural al ser humano.

 De hecho, existen para la empresa dos frentes de acción totalmente distintos en los que aprovechar las bondades de la mediación ahorrando tiempo y los costes asociados:

De manera externa, ante los conflictos que surgen con proveedores y clientes. Por pequeña que sea una empresa siempre va a necesitar de otra que le provea alguno de los diferentes servicios necesarios para dar cobertura al producto que ofrece: desde el más básico (electricidad, papelería) hasta los más avanzados (imagen, tecnología), requieren de un agente externo acorde a las necesidades y posibilidades de la empresa.

El desconocimiento recíproco entre cliente y proveedor puede conllevar malos entendidos de consecuencias variables. Producido el malentendido, en función de su intensidad y posible malestar generado, sendas partes han de valorar si les conviene mantener la relación comercial o ven preferible, por parte del cliente, cambiar de proveedor; o por parte del proveedor, no aceptar futuros encargos.

Asimismo, la crisis acuciante y globalizada en la que nos encontramos inmersos puede provocar situaciones no deseadas en cuanto al abono de los servicios realizados o los materiales adquiridos. El acreedor decide: bien recurre a la vía judicial; bien opta por otras alternativas -pago aplazado, quita o fraccionamiento del mismo; dación en pago; compensación…

En uno y otro caso se puede gestionar la situación de manera autónoma, utilizando uno mismo habilidades de acercamiento (mediadoras…); o bien solicitando directamente la ayuda de un “facilitador” (mediador…), como opción más eficaz para resolver el conflicto.

De manera interna, por otra parte, pertenecen a la dinámica normal de la empresa el surgimiento de conflictos entre sus propios empleados; empleados con directivos; entre directivos; entre departamentos… Dotar a alguien dentro de la empresa de habilidades mediadoras, o bien recurrir a un profesional externo de la mediación, se puede valorar después. Lo cierto es que la mediación es el foro realmente apropiado.

Si conseguimos filtrar-infiltrar la mediación dentro de la cultura empresarial, conseguiremos crear un entorno en el que minimizar los efectos negativos de los conflictos: Un cliente puede tener un problema con una empresa, pero una empresa puede tener un problema con muchos clientes, o muchos problemas con muchos clientes… Mediación empresarial on line es otro capítulo 😉

 

Yolanda Aparicio Fernández. Asesora Jurídica. Gestión Interna y Recursos Humanos de la Firma ÁREA, ABOGADOS Y ASESORES.

LAS DENOMINACIONES DE LOS BARRIOS DE CÁCERES

(Nos hacemos eco de este artículo publicado hace algunos años en EL PERIÓDICO EXTREMADURA, a colación del cambio de ubicación de nuestra sede en Cáceres)

En Cáceres, como en otras ciudades, los nuevos barrios se van sumando al tejido urbano, a medida que nacen, con nombres de diversa procedencia ya que la población suele tomarlos sin reglas fijas, aunque, eso sí, cuando menos curiosísimas.

En los primeros tiempos de la entonces villa, siglos XII, XIII y XIV sólo existían dos denominaciones, precisamente Villa Adentro y Villa Afuera. Naturalmente el Villa Adentro era todo lo que contenía el perímetro de la muralla que a su vez se distribuía en Arriba y Abajo, Santa María y San Mateo y la Quebrada o Aljama Judía.

A partir del reinado de Fernando IV empiezan a surgir, no los barrios con el concepto actual, pero sí los centros gremiales que denominarán los sectores de la población con los nombres de sus propias profesiones: Caleros, Picadero, Tenerías, Ribera de Curtidores, Ribera de los Hortelanos, Hornos, Gallegos, Zapatería, plaza del Potro de Santa Clara, Canterías, etcétera… En otros casos eran los nombres de instituciones, religiosas todas, las que bautizaban los barrios: San Blas, Afueras de San Antón de los Escambrones, San Juan de los Ovejeros, Santiago de los Caballeros, Santo Domingo, Santo Domingo el Soriano, Ejido de los Mártires, Afueras de San Francisco el Real, Las Candelas, San Marcos, San Marquino, San Roque, Santa Lucía, Santa Bárbara, Fátima, San Felipe, Lazareto de San Lorenzo… En muchas ocasiones si el barrio era nuevo, pues Barrionuevo, si en sus cercanías estaba la Real Audiencia, pues La Audiencia, si en la zona se aseaban los moros, calle Moros y si había judíos, Judería Nueva. La topografía también influía pues son muchas las denominaciones geográficas: barrio de la Quebrada, Paseo Alto, subida a la Montaña, Maltravieso, cuesta de la Reina, Peña Redonda, Peña Aguda, Peña del Cura, Charca Musia, Camino Llano, Ríos Verdes…

Varios barrios nacieron por iniciativas privadas o públicas y a ellas deben sus nombres: Obra Pía de Roco, Busquet, Casas de Cotallo, de la Berrocala, Afueras de Carrasco, Casas de don Emeterio, barrio de Llopis Iborra, barrio de Pinilla, Aldea Moret.

La simplicidad del nombre priva en Cáceres y para qué nos vamos a molestar: si se hace un barrio de 300 viviendas, Las Trescientas, si es de 232, las Doscientas treinta y dos, si está lejos y en ese momento hay guerra, Las Malvinas, si están pintadas de blanco y en la ladera de una montaña, La Paloma, si están alrededor de la estación, pues barriada de la Estación. Que las hace Pinilla, pues barrio de Pinilla, y si son baratas, Casas Baratas.

Es curioso pero hay zonas de la ciudad que han sumado nombres de una manera increíble como el de Llopis Iborra que ha tenido también los nombres de: Dehesa de los Caballos, Casas de Don Emeterio, Missisipi, Maltravieso, El Carneril, el Espíritu Santo (simplificado El espirí) todas ellas con explicación popular.

El agua ha jugado un papel muy importante en nuestra historia: Charca Musia, lavaderos de Beltrán, La Madrila, Fuente Concejo, Fuente Rocha, Aguas Vivas, Puente Vadillo, Vegas del Mocho y un largo etcétera. Modernamente los nombres se escogen por diversos medios: Los Fratres o Moctezuma en recuerdo del pasado histórico, La Mejostilla, Los Castellanos, El Olivar de los Frailes, La Cañada, La Sierrilla o Casa Plata, por denominaciones de las fincas en las que se asientan. Otros nombres son más prosaicos, como R-66 por el sector del plano o Eroski, que no hace falta explicar. A veces la nostalgia te trae Nuevo Cáceres, evocando aquel Barrio Nuevo del Siglo XV.

No hay que olvidar los otros barrios: Valdesalor, Rincón de Ballesteros o Estación de Arroyo-Malpartida. Barrios de Cáceres que nacen en la actualidad con nombres como Montesol, Proexsa, Macondo, Urvicasa, Universidad, la Sierrilla, Ceres Golf, El Vivero recogiendo nombres promocionales, denominaciones geográficas, actividades, un poco de todo, pero en todos los casos sumando pliegues a la piel de nuestra ciudad siempre vieja y siempre nueva.

JOSE M. JOSE M. 27/01/2005 EL PERIÓDICO DE EXTREMADURA

El Derecho para hacer justicia y la Justicia como derecho.

Se trata de una dualidad incesante que por momentos se va convirtiendo en una dicotomía donde se acentúa perniciosamente la divergencia esencial, teleológica y etiológica de los paradigmas referenciados. En términos más asequibles y llanos, huyendo de análisis técnicos y de filosofía natural profunda, nos referimos a la Justicia en su sentido material e institucional, y al Derecho como entramado o conjunto normativo y regulatorio y como facultad consustancial del ser humano. En este contexto conceptual básico, socialmente, en el debate y la dialéctica cotidiana, llega a ser una obviedad en el plano más superficial que las normas y el derecho en su conjunto son elementos imprescindibles de cuya aplicación ha de desprenderse ineludiblemente un resultado justo, y que la justicia como tal debe ser el resultado inequívoco de la aplicación del derecho. Por otra parte, se reconoce firmemente el acceso a la justicia, recibir un tratamiento justo, y la propia percepción tangible de la materialidad de esa justicia, como un derecho fundamental, incuestionable, inherente a la persona, irrenunciable e irrevocable.

Sin embargo, al sumergirse y enfatizar en esta aproximación casi silogística, con premisas sólidas y claras, llegamos al descubrimiento de la quiebra del sistema en su epicentro, en su piedra angular, esto es, el crisol de los valores se va tornando en una crisálida de frustraciones, el cofre del tesoro de un Estado de Derecho acaba por convertirse en la Caja de Pandora. Y ello porque es fácil alcanzar la comprobación, hasta empírica, de que nuestro derecho no sirve en muchas ocasiones para producir justicia, y entonces decae el sostenimiento de la propia justicia como derecho. Más reducido y drástico, si el Derecho termina por no ser justo en y desde la administración de Justicia, comenzamos por no tener ni derecho, ni Derecho. En todo ello se identifican muchos elementos concurrentes que culminan en una avalancha de insatisfacción socio-jurídica: saturación legislativa, complejidad normativa, inestabilidad jurídica, atascamiento judicial, ineficacia judicial, demoras en procedimientos, lentitud procesal… Así se erige como maltrecho superviviente de este dantesco panorama el proceso judicial culminado con resultado consolidado y justificadamente amparado en normativa aplicada con sentido de justicia material, pero que llega al cabo de unos plazos y periodos tan dilatados, que nos lleva de nuevo a localizar en la conclusión las oscuridades iniciales: Derecho válido para producir justicia pero tan lento que acaba siendo injusto; Justicia que aplica y reconoce, protege y configura el derecho pero tan tarde que pierde su sentido…

Frente a todo, como punta de lanza, casi como tuneladora, tenemos que señalar que el Derecho debe ajustarse milimétricamente a la Justicia para producir justicia, y servir al derecho de cada uno. Esto exige preparación, responsabilidad y compromiso en el legislador, y un eslabón original de incalculable valor, la justicia y el derecho comienzan en la mentalidad y en la cultura social, económica y jurídica. El secreto de la justicia (material) puede estar en su desvinculación puntual, paulatina y garantizada de la Justicia (como entramado Administrativo); y el éxito del Derecho radica en conseguir el equilibrio del derecho a la justicia en la Justicia.

Los profesionales del sector jurídico afrontamos diariamente este escenario, y la supervivencia ya es un mérito, pues estamos obligados a un discernimiento incesante sobre derecho y justicia, y a aventurarnos en el Derecho y la Justicia, tratando de sostener en su zozobra el propio sentido de la justicia y del derecho a representar. Este “bosque” conceptual exige un esfuerzo de “desbroce” cotidiano donde se adolece de la luz y la claridad que propicia una más sólida formación e interiorización colectiva del sentido de la justicia y del derecho, y del propio papel que tienen el Derecho y la Justicia. Aquí emerge nuestra vocación jurídica, y donde se pone a prueba nuestro ser y hacer en el mundo jurídico, porque cada paso es un pequeño destino dentro del camino de fundir justicia y derecho, Derecho y Justicia.

Ángel Luis Gómez Díaz. Socio director de la Firma ÁREA, ABOGADOS Y ASESORES

HIPÓLITA, UNA MUJER EN UN MUNDO DE HOMBRES… O NO

Era Hipólita una de las más hermosas y poderosas Reinas Amazonas, a quien su padre Ares, dios de la guerra, había regalado un cinturón mágico, el cinturón de Hipólita, y cuya posesión le colocaba en una situación de autoridad frente al resto de guerreras de su pueblo.

 Era su pueblo un pueblo de amazonas donde sólo las mujeres tenían lugar; donde el hombre tenía cabida una vez al año, con el único objeto de garantizar la pervivencia de esta tribu matriarcal; donde sus miembros eran preparadas desde niñas para ser las más nobles guerreras – con o sin seno derecho, dependiendo de la versión de los historiadores – ; y mejores compañeras – si bien llamadas por Herodoto “androktones”: asesinas de hombres.

Era Hércules, hijo de Zeus y Alcmena, mitad dios, mitad hombre, el mayor de los héroes clásicos. En penitencia por un homicidio cometido se le castigó con la realización de doce trabajos, entre los que se encontraba robar el cinturón de Hipólita.

Cuando Hércules llegó con las amazonas, Hipólita quedó fascinada por él y le prometió regalarle el cinturón, soñando que así él se quedaría con ella para siempre. Pero Hera, mujer de Zeus, celosa de su marido porque la engañó con Alcmena yaciendo durante una noche, se hizo pasar por Amazona,  convenciendo a las guerreras de que la intención de Hércules era secuestrar a la reina.

 Esto desencadenó la cólera que llevaría a las guerreras a atacar la nave de Hércules y a sus compañeros. Los hombres tuvieron que dar muerte a algunas guerreras y al final Hércules, creyendo que Hipólita lo había traicionado, la mató.

Tomó entonces su faja y se fue, cumpliendo el noveno de sus trabajos

 Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia… 😉

Yolanda Aparicio Fernández. Asesora Jurídica. Gestión Interna y Recursos Humanos de la Firma ÁREA, ABOGADOS Y ASESORES