Me encanta Sevilla. Porque está llena de luz y color, hasta en los días grises. Porque el murmullo de sus calles, el parque de Maria Luisa, el tintineo de cañas y copas de buen vino, los paseos por la judería, sus tapitas, tostas, serranitos y raciones, y tantas y tantas cosas, se anclan en mi memoria hasta sacarme una sonrisa cada vez que alguien pronuncia: Sevilla.
Me encanta Rocío. Porque, como su nombre, es fresca y limpia. Porque, como Sevilla, está llena de luz y color, hasta en los días grises.
La conocí por casualidad. Siempre lo cuento, porque así fue. En ese mundo de falsos amigos que es internet, nos hicimos amigas. Porque cuando, de pronto, todo el mundo comenzó a hablar sobre mediación, en ese exceso de información en el que ya ni se lee, siempre saltaba una noticia que atrapaba la atención por su formato fresco, distinto. Y siempre era de Alquimia. ALQUIMIA MEDIACIÓN.
Rocío es mediadora, mediadora de verdad. En un momento en el que todavía no se acude a mediación como recurso normalizado dentro de nuestros conflictos, salvo que se ofrezca como servicio gratuito, Rocío es mediadora. Es por ello que nos resultaba especialmente interesante su opinión.
Efectivamente, ella también piensa que hay un antes y un después en la mediación tras la Ley de Mediación en Asuntos Civiles y Mercantiles, ley de ámbito nacional aplicable a zonas que ya contaban con una legislación autonómica más exhaustiva, como sucede en Andalucía.
Rocío piensa que la ley, desde el momento en que pretende normalizar esta herramienta de resolución de conflictos, visibiliza a la mediación. Y este objetivo logrado no es baladí. Ahora bien: visibilizar no es normalizar; y por razones que merecen otro artículo, esta ley no ha conseguido normalizar el uso de la mediación. Sí ha conseguido que broten como setas cursos y cursos habilitantes en mediación (principalmente tras el Reglamento que desarrolla esta ley), hasta el punto de que se ha llegado a la caótica situación de que existen más mediadores “habilitados” que usuarios de mediación; o, al menos, usuarios que estén dispuestos a recurrir a este servicio aunque no esté amparado en un proyecto piloto, una subvención o un voluntariado que no hace sostenible esta profesión para aquellos que realmente creen en ella y quisieran dedicar su vida profesional a ella en exclusiva.
Es decir: nos encontramos con una cantidad ingente de profesionales que han entrado en el mundo de la mediación…”por si acaso”…
Rocío nos cuenta que, siendo la normativa autonómica, como ya hemos dicho que sucede en Andalucía, más exhaustiva, se garantiza una formación más exigente; no así la anhelada normalización al recurso de mediación del que antes hablábamos. De hecho, funciona en esos casos en los que el cliente es distinto del usuario. Por ejemplo: la Administración contrata al profesional mediador, pero el usuario es un tercero a quien esta Administración ofrece el servicio. Pero los particulares todavía no entienden la mediación como un recurso natural al que recurrir con determinados conflictos. Para ello, Rocío cree que hay un largo camino por recorrer, y que es una tarea ardua pero necesaria: Legitimar a la mediación como profesión en la que confíen plenamente los ciudadanos, garante de derechos, seria y responsable. La Administración debe ayudar, difundir y sensibilizar, pero los mediadores tienen que comprometerse a llevar a cabo Mediaciones de Calidad, protocolizadas y, por supuesto, remuneradas. Porque el afán de querer mediar a cualquier precio puede llevar a desprestigiar esta profesión de manera muy negativa.
En este escenario, Rocío nos confirma aquello que se viene detectando hace ya tiempo: la ley pide que un 35 % de la formación sea práctica, a ser posible con casos reales; pero, si la gente no acude a mediación ¿cómo se pueden proporcionar prácticas en casos reales, cuando hay más “estudiantes” de mediación que usuarios de esta herramienta?.
El compromiso de Rocío con la mediación le lleva a mediar todo lo mediable; a transmitir todo lo que sabe a quienes queremos seguir aprendiendo; a dignificar la figura del mediador como profesional autónomo; a promover la fuerza de la comediación con los equipos multidisciplinares… Y más, mucho más. Un pequeño extracto en imágenes:
Un placer hablar contigo, Rocío. Muchas gracias.
DEPARTAMENTO DE MEDIACIÓN DE ÁREA, con la colaboración para la fotografía de FERNANDO LÓPEZ GÁMEZ y de PLAYING FOR CHANGE para la música