Ayuda Legal para los Refugiados de Siria

Como todos sabemos, desde 2011 se inició una Guerra Civil en Siria que, todavía a día de hoy, sigue en pleno auge. El conflicto ha provocado mas de 230.000 muertes, ha generado 11,5 millones de desplazados y un total de cuatro millones de refugiados han tenido que salir de Siria, huyendo en muchos casos de los campos de refugiados internos situados en territorios amenazados por la guerra o el dominio de El.

Muchas de esas personas no pueden más y arriesgan su vida de cualquier manera para escapar de su país por una guerra llena de temores, sin importarles en las condiciones infrahumanas que viajarán e inclusive si llegarán a su destino; lo único que buscan es la paz y tranquilidad, anteponiéndolo a todo.

La palabra clave para sentirnos como ellos es empatía. Ponernos en la situación de ellos puede provocar un escalofriante miedo, miedo de perder a tu familia, tus amigos, tu hogar, tu trabajo, en fin, perder tu vida, tu todo y abandonar tu país de la forma más ruin, con el único fin de cumplir un sueño…escapar de esa masacre. Sólo en el momento en que extrapolamos su situación, podemos comprender cómo se sienten y cómo nos gustarían que nos tratasen sí fuésemos nosotros los que nos encontrásemos en esa situación.

Muchos de los refugiados buscan su sueño en Europa y otros mucho vienen a España para intentar cumplirlo, y nosotros, como Estado Social debemos de ayudarlos y socorrerlos del temor por el que vienen huyendo.

Desde el punto de vista jurídico, hago un llamamiento a todos los abogados/as para que protejan sus derechos y los asesoren legalmente, ya que como seres humanos, lo necesitan. Una de las formas de ayudar a estas personas vulneradas por una guerra es la de Registro de Abogados especializados en materia de inmigración y asilo para abordar la asistencia jurídica de los refugiados y personas desplazadas creado por el Consejo General de la Abogacía Española. Esa asistencia se prestará tanto a nivel nacional y local, como en los denominados hotspots (puntos calientes europeos) para colaborar in situ con los abogados y autoridades de los países afectados si así lo demandasen.

Esta acción es muy interesante y a la vez eficaz, con el único fin de regularizar su estancia en nuestro país, garantizando todos sus derechos humanos, asegurando una vida digna y posibilitándoles un futuro tan anhelado para ellos.

Mª Antonia Gallardo. Alumna en prácticas en el Departamento Jurídico de ÁREA ABOGADOS.

LA ADMINISTRACIÓN COMO EXCUSA DE LA ADMINISTRACIÓN

En absoluto es una excepción que en reuniones con técnicos o incluso altos cargos de la Administración se aluda a otras esferas o responsables de la misma para justificar aquello que no pueden hacer, aquello que no se puede solucionar, o incluso aquello que pretenden desarrollar y no termina de avanzar. De suerte que el interlocutor que recibe tales argumentos se topa con un callejón sin salida, una caverna, un camino sin retorno, frustrante y también incomprensible.

Y de verdad que esto ocurre incluso cuando se interacciona con Consejeros, Directores Generales de Ministerios, Secretarios de Estado y hasta Ministros, y me atrevo a apuntar que también cuando se despacha con Presidentes autonómicos y así hasta los más altos representantes de nuestro país. El sistema es una exusa del sistema, la Administración es un escondite de posibilidades y una funeraria de oportunidades e ideas… Como ejemplo rocambolesco y muy significativo: un Director General de un Ministerio llegó a señalar exactamente al piso justo encima de la sala donde estábamos reunidos y citaba a su inmediato superior, para explicar que los avances pretendidos no podían llevarse a cabo aunque él creía en ellos. Y la evidencia más conocida de lo que expongo es la reiterada referencia a Hacienda como Ministerio “capador” o limitador de determinadas iniciativas o propuestas de otros Ministerios al abrigo y amparo de la prioridad nacional de proteger la deuda pública y controlar los gastos…aun a costa de generar otra tipo de deuda con “el público”.

Esta realidad empírica en la que lo público es un laberinto para lo público, y el ámbito donde debían residir respuestas y soluciones se convierte en una procesión de “ya veremos….”, “depende de…”, “si tenemos presupuesto…”, “a ver qué dice Hacienda…”, “ya me gustaría…”, “ojalás” y “si yo pudiera” o “estuviera en mi mano…”. De tal modo que uno sale de allí abducido por la impotencia, la opacidad, la desesperanza y la confusión, porque donde confías la solución definitiva, chocas con la mayor prudencia, contención, incluso miedo… y aquellos llamados y elegidos para cambiar las cosas y mejorar el sistema, para servir, acaban por servir sólo al sistema, haciendo que el sistema sirva para poco más que para él mismo. Este bucle incesante cada vez gira a más velocidad cual espiral hipnótica que genera efectos alucinógenos en formato síndrome de estocolmo en ciudadanos que se tornan ingenuos desde sus inicialmente sólidas aspiraciones.

Cuando era pequeño y hacía muchas preguntas a mis mayores llegaba un punto en que estos “pillados”, agotados o perezosos, o también puntualmente sorprendidos y superados por coincidir con sus propias dudas, me respondían aquello de “si yo supiera las respuestas sería Ministro”… Pues no sé entonces, pero hoy desde luego que no… que eso no está en la esfera de capacidades o méritos ministeriales…. Es más, uno tiene la impresión de que mientras más arriba se pregunta o se solicita algo o se propone más grande es la duda que se deriva, y más notoria la falta de respuesta o las limitaciones de la misma. Eso sí, adquiere un valor extraordinario la dimensión de la pregunta, que no es sino el camino hacia una respuesta… siempre que haya voluntad cierta de caminar hacia ella.

Lo otro es jugar al “mensajero” o al “pasapalabra” en los pasillos de la Administración, y el ciudadano es un “correveydile” que acaba diluyendo sus pasiones, propuestas e intenciones en idas y venidas… La buena noticia es que la Administración y los servidores públicos de valor, que los hay y en buen número, son el origen y pueden ser el fin del bucle maldito; y mientras, nuestra misión es insistir con más y mejores preguntas y propuestas, porque ese es el modo de alcanzar soluciones.

Ángel Luis Gómez Díaz. Socio–Fundador y Director General de la Firma ÁREA, ABOGADOS Y ASESORES

LO QUE ENSEÑA UN BEBÉ

Soy padre de familia numerosa, aunque de esas que hace años no estaría en ningún  top, ni tendría especial relevancia, y hoy algunos la califican de atrevimiento, y hasta los hay que utilizan el calificativo irresponsabilidad, o nos miran como si estuviéramos locos o directamente nos preguntan si lo estamos… Simplificando, soy padre de cuatro hijos, y ciertamente o curiosamente cuando salimos juntos no pasamos desapercibidos, y mira que a mi me gusta la discreción, pero en este caso el orgullo y la satisfacción me pueden…

niños ángel

Mis hijos tienen entre 8 meses y 9 años, y conseguir ese paseo familiar viene precedido y acompañdao de un esfuerzo que, una vez con la tropa uniformada, pudiera pasar desapercibido, pero la odisea no por sistematizada y repetida deja de tener su mérito y su puntito de desafío continuo. Pues bien, todo esto para situar que cuatro veces he acompañado el proceso de bebé a niño o niña de mis hijos, y aún estoy en ello con la más pequeña. Y cada vez que lo hago refuerzo el sentido de mi propia paternidad, el valor de ser padre, y recuerdo cada día el propio valor de la vida.

 

Cuando van creciendo, cuando ya son niños o niñas, son vida, pero en ese recorrido desde su nacimiento hasta adquirir cierta autonomía, se aprecia el crecimiento mismo de la vida, como ella se abre paso con ellos y en ellos. Al principio ellos son de la vida, y con el paso de los meses, la vida empieza a ser de ellos; y en todo ese tiempo y para siempre, mi vida ya es su vida, esté donde esté y haga lo que haga. Y todo eso me hace entender mucho mejor a la vida en sí misma. Ese trayecto desde el primer y esperado llanto (tan peliculero y tan cierto que mientras el recién nacido no llora los padres no respiran igual), hasta que las propias destrezas de la criatura le permiten alguna suficiencia vital; está jalonado de ternura infinita, de cariño, de paz en su mirada, de simplicidad, de ocupaciones y preocupaciones, de desvelos, de satisfacciones…

niños angel II

Pero sobre todo, ese desarrollo es la demostración irrefutable de la sencillez de la vida en su máxima expresión y de lo accesible que llega a ser la felicidad si no la escondemos o complicamos detrás de torticeras expectativas y necesidades inventadas. Cuando llego a casa cada día, cuando me levanto cada noche porque apenas oigo un balbuceo, cuando se baña, cuando come, cuando está dormida y se despierta, o está despierta y poco a poco va cerrando los ojos mientras le susurro una canción o una melodía inventada para ella… aprendo, aprendo lo que no debería olvidar: a sonreír por cualquier cosa y a llorar sólo por lo que es esencial. Eso me enseñan y me han enseñado mis bebés de forma incesante. Merece la pena sonreír cuando te besan y te abrazan, cuando se dirigen a ti de modo cariñoso y tierno, cuando el otro espera tu risa para alimentar su propia alegría; cuando alguien te toma con cuidado para jugar contigo, te acaricia, se ocupa de tu limpieza, de que estés bien…

Merece la pena descansar en los brazos que esperan tu descanso, o dormir sintiendo que velan tu sueño y que eres el sueño de quien te vela… Y es necesario llorar y hasta chillar cuando te falta lo indispensable, cuando se tiene hambre de mil formas, cuando nos sentimos sucios por mil porquerías que nos ponen mostosa el alma, o cuando el dolor incomprensible nos atenaza y debilita, cuando no encontramos el consuelo, cuando perdemos los besos que esperamos, o sentimos una ausencia inesperada, o por una despedida no consentida; cuando nos falta nuestra melodía favorita o nos sentimos solos. Es así de fácil, es así de difícil, pero es así de maravilloso. A veces caigo en la tentación de pensar que vivimos al revés, esto es, que cuando más sabemos de la vida a costa de años viviendo y aprendiendo a vivir estamos anocheciendo en nuestra propia existencia; o acaso es al atardecer de nuestro tiempo cuando distinguimos con más claridad lo importante. Entonces también envidio y maldigo al puñetero Benjamin Button…

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Pero cuando he tenido a mis bebés en brazos se desmontan estos pensamientos o inquietudes y llego a la conclusión de que nacemos enseñados, de que partimos del mismo lugar al que hemos de ir, que salimos de la sonrisa y la sencillez de la felicidad, de modestas necesidades, que nacemos anhelando y apreciando el valor del amor, de sentirnos queridos, que venimos a este mundo reconociendo el encanto de un abrazo, de una caricia y de un mimo; y que cuando estamos próximos a despedirnos de él, con arrugas que dibujan el mapa de nuestro tiempo, respiramos y nos mantenemos con eso mismo. Así que al final me empeño en que la clave está en lo que hacemos en medio, en cómo empleamos esa amplia franja temporal, y que sin excepción el viaje nos devuelve a ese puerto de piel, alma y besos del que un día salimos inconscientes y al que regresamos llenos de desesperada conciencia.

 

Y mientras más largo es el viaje más claro tenemos el destino, que no es otro que el mismo puerto del que un día partimos. Y en todo ello se presenta claro que el quid está en el medio, sí, en esa tendencia a complicar los motivos de la risa y ese esfuerzo en ahuyentar el llanto en todo momento, porque ni somos niños, ni somos viejos, y es esa mezcla la que nos hace personas para cualquier tiempo. Nos hace un equipaje a base de memoria, de recuerdos, de escucha de lo que otros viven o han vivido. Abrazo y cuneo a mi bebé y a los dos nos importa un bledo el tiempo, yo porque sé que ese es mi momento, y ella porque no necesita ni espera más para verter su sonrisa. Y he aquí otra clave, la necesidad, es el algoritmo que vamos llenando de variables hasta convertir nuestra vida en un prototipo imperfecto, inestable y expuesto a impactos de lo superfluo… Mi bebé me enseña en silencio o con un balbuceo que la palabra más valiosa es quererse sin complejos, sonreír al más leve motivo, y llorar si el amor está en peligro… el resto… el resto ya lo estropeará el tiempo… si se lo consentimos. Al final soy padre de familia numerosa porque soy muy torpe, porque me encanta esta lección, o porque deseo repasarla muchas veces…

Sonreír por cualquier cosa y llorar sólo por lo más importante.

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Ángel Luis Gómez Díaz. Socio–Fundador y Director General de la Firma ÁREA, ABOGADOS Y ASESORES

EDELWEISS Y EL AMOR

La flor de las nieves, Edelweiss, cuyo nombre científico (Leontopodium Alpinum) proviene del griego y significa “pie de león de los Alpes”, es hermosa y de aparente fragilidad. En la naturaleza sólo se encuentra por encima de los 1.500 metros, en recovecos calizos, y es capaz de sobrevivir a más de 3.000 metros de altitud y soportar las temperaturas extremas de las montañas alpinas. El centro de su flor tiene cinco o seis cabezas de flores pequeñas, rodeadas de pétalos de hoja de un blanco de luna que sólo brota entre julio y septiembre.

Todo ello alimenta su leyenda y se asocia al amor verdadero, recóndito y a veces inaccesible, aunque anhelante de que llegue el momento en que alguien lo encuentre. Y por ello se considera símbolo de amor y coraje, del honor y de los sueños.

Incluso Astérix desarrolla una de su más conocidas aventuras, “Asterix en Helvecia”, en busca de esta flor, a la que ellos llamaban estrella de plata, por ser el ingrediente esencial que encontró el druida Panoramix como curación para un veneno.

Altamente valorada en cosmética y salud, se ha logrado su crecimiento en invernadero, ya que corre peligro de extinción en muchos de sus hábitats naturales.

Después del día “d”, 14 de febrero, edelweiss permanece, aunque sea en invernadero. Sea pues, aunque sea en invernadero, que el amor permanece, más allá del día “d”.

ADAPTACIÓN DE LECTURA PARA ENLACE CIVIL.

EL DEPORTE PARA LA EDUCACIÓN Y LA EDUCACIÓN PARA EL DEPORTE

 

Época de cierre de temporada en algunas disciplinas deportivas, próximas citas mundiales en otras tantas, celebraciones de títulos conquistados, planificación del próximo curso… En fin, todo ello muestra que nuestra vida, nuestra cultura, nuestra sociedad está muy impregnada e imbuida de deporte. Hace poco un amigo decía que en estos tiempos pan con dificultad y poco, y circo (deporte) de pago y no para todos… Otra manifestación de nuestra sensibilidad y condicionamiento hacia el deporte como parte hasta sustancial de nuestras vidas, además de otras posibles conclusiones y análisis.

También en una reciente velada, un profesor de educación física, de estos vocacionales, dinámicos y con implicación; me confesaba las dificultades de promover una prueba atlética en la que se generaba una sana competencia entre centros, por la reticencia de otros colegios a competir y a entrenar a los chicos al respecto… el “reproche” directo y personal de otros compañeros del gremio era: “¡es que eres muy competitivo y la actividad genera mucha competencia¡”. Y este fin de semana, al hilo de la final de la Copa de Europa y el triunfo del Real Madrid (soy madridista irreversible, pero eso no me cabe en ningún post y no va de eso mi reflexión), y de ver las reacciones directas e indirectas de los protagonistas, sus celebraciones y frustraciones, y las actitudes de aquellos que no se veían afectados en primera línea porque su equipo favorito no se “la jugaba”… Me he permitido situarme ante un contexto socio-deportivo que creo suscita numerosas valoraciones y posibilidades :

–      Somos seres deportivos y bastante deportistas, al menos en las primeras etapas de nuestra vida y con una tendencia creciente a mejorar nuestros hábitos saludables vinculados a la actividad física en edades cada vez más avanzadas. Esto es, el deporte está muy presente en nuestras vidas desde el principio y, en distintas formas, a lo largo de nuestro desarrollo vital. Por ello considero que el deporte en sí mismo, en sus múltiples disciplinas, conlleva una significativa oportunidad de impartir, inducir, enseñar o experimentar, muchos conceptos y principios importantes para la vida en general: competitividad, trabajo en equipo, esfuerzo y sacrificio, fuerza mental, gestión de la presión y la responsabilidad, generosidad, pasión, ilusión, perseverancia, superación… Y por eso considero que no debe vincularse sólo o concebirse tanto como una actividad recreativa o de esparcimiento, sino que hay que buscar el modo de aprovechar y exprimir su potencial como motor educativo-formativo, ponderando su arraigo social.

–      La vida, como el deporte es competir; competir y ser competitivo, son realidad y virtud, que exigen la atención y sensibilidad adecuada. La cuestión no es proteger al niño de la competitividad y la competencia, sino educarlo para ella, para aceptarla, para defenderse, para respetarse y respetar, para ser solidario y generoso en la competencia y en la competición. Proteger a los niños de la derrota, o “inventarse” un mundo sin perdedores y ganadores, es falsear la realidad, es un cuento de Disney cobijado y proyectado en nuestra vida cotidiana; es distorsionar la vida, y manipularla hasta que nos topamos de bruces con ella, y ya no sea momento para recibir o aceptar explicaciones. El foco es educar para la competición y para ser competitivos, que pasa por dar lo máximo de uno mismo, y transmitir que no hay derrota  o fracaso cuando una se esfuerza sin reservas, que hay que asumir los errores, y que hay otros que pueden tener más capacidad o ser mejores, pero eso no nos hace inferiores, ni fracasados, sino que nos invita a buscar, a explorar nuestro talento específico, y a disfrutar con lo que hacemos, haciéndolo al máximo. Nadie es el mejor en todo, y no hay uno sólo que no sea de los peores en algo. El mayor genio o el más capaz, tiene su esfera de debilidad o de menor habilidad.

Es lamentable ver la gestión de la competencia y la competitividad: o se evita tendenciosamente, o bien se preparan excusas para cuando se pierde, se identifican culpables, se suscita el conflicto frente al ganador… Para comprobarlo acudan por ejemplo, a los partidos de las categorías inferiores de muchos deportes, y particularmente del fútbol, ahí se compite pero con muy mala competitividad y sin cultivar suficientemente el poder educativo de ese deporte.

–      Esta distorsión o tara se extiende hasta tal punto, que es fácil ver a niños decepcionados, incluso traumatizados y extremadamente tristes, no ya cuando ellos o sus equipos favoritos pierden, si no cuando otros equipos que no son los suyos ganan… Es decir, el concepto “anti”, que es precisamente lo más “anti-deportivo” y “anti-educativo” que puede haber... No tanto en forma de emoción o ánimo interno, sino su exteriorización naturalizada.

–      El deporte es un extraordinario ámbito para la educación, y por ello los monitores deportivos de cualquier especialidad tienen una gran responsabilidad y son valiosos agentes de nuestra sociedad. Esto supone que deben estar cualificados, ser conscientes de la trascendencia de su labor; deben contar con los medios y recursos adecuados, con el debido apoyo y colaboración de instituciones y padres… No podemos permitir que cualquiera entrene cualquier deporte por mera afición o por descarte, porque se corre el riesgo de acabar de cualquier forma. La actividad deportiva puede ser un camino fantástico para compartir principios y valores imprescindibles y cada vez más devaluados en nuestra sociedad; en un entorno de muchos que para algunos puede ser el único.

–      El camino tiene que ver con integrar y relacionar la gestión del deporte y de la actividad deportiva con los centros de formación institucionalizados (colegios, institutos, universidades…), dotándolos de los medios económicos y materiales adecuados para ello (esto no es gastar más, es invertir mejor: dinero público – las distintas administraciones tienen importantes partidas para estos fines-, contribuciones privadas – qué padre no está pagando actividades extraescolares de los niños-…), y exigiéndoles que dispongan los profesionales idóneos y especializados, que promocionen y crean en el deporte como vehículo educativo. Tradicionalmente la actividad física en el colegio ha tenido unas connotaciones de residualidad, complementariedad, “relleno”… Que nadie entienda, que propongo situar la educación física por encima de las matemáticas o la lengua, o por delante de la geografía o la historia, o la filosofía; pero defiendo que cultivando e impulsando un nuevo modelo de educación en y desde el deporte, propiciaremos mentalidades y disposiciones que harán que todas esas asignaturas se afronten con una actitud distinta y mejor.

–      Deporte es mucho más que fútbol o baloncesto, y hay muchos más… hay que mostrar y motivar la práctica de deportes, estimular que se prueben muchos, que sean accesibles, y asequibles, impartidos y coordinados por profesionales del deporte y de la educación… Pero si es fútbol o Baloncesto, adelante, hay que aprovecharlo también, porque vienen a ser el azúcar de muchos jarabes que necesitamos para la vida: sacrificio, esfuerzo, derrotas, persistencia, tolerancia, respeto…

Muy pocos consiguen el éxito en su deporte, muy pocos pueden vivir de su pasión y facultades deportivas; pero sería un triunfo de todos que el deporte sirviera para formar grandes personas… y es factible.

Ángel Luis Gómez Díaz. Socio–Fundador y Director General de la Firma ÁREA, ABOGADOS Y ASESORES

La Vorágine Economía Colaborativa

En los últimos meses los medios de comunicación se han inundado de noticias en referencia a la economía colaborativa y el recelo de ciertos sectores que con iniciativas como Bla Bla Car, Hipmunk, Uber, ThredUP o Eatwith ven peligrar su tradicional negocio.

Pero, ¿qué es exactamente?

Pues bien: la economía colaborativa es una tradición que consiste en compartir o intercambiar con el objetivo de lograr un beneficio o bien común, tradición que existe desde los tiempos más remotos. Nada nuevo hasta que las nuevas tecnologías e internet han entrado en ese mundo, conectando a millones de personas y provocando una auténtica revolución. El gran debate que surge ahora es la necesidad o no de su regulación; incluso desde ciertos sectores se pide su prohibición.

Desde mi punto de vista su prohibición podría considerarse como “poner puertas al campo”, por no decir algo bastante complicado; y más en el actual mundo global en el que vivimos. Cuesta creer que en pleno siglo XXI, donde todos nos quejamos de la cantidad de normas y burocracia a la que estamos sometidos se intente prohibir o regular estrictamente algo como “Compartir”. Y aunque algunos se empeñen en volver a lo que en Derecho Administrativo se denominaba el “ Estado Policía”, las nuevas tecnologías e internet nos dan la oportunidad de crecer y crear valor a través de este consumo o economía colaborativa. Ésta, desde mi punto de vista, más que perjudicar beneficia tanto al libre mercado y la libre competencia como a los consumidores, sobre todo en sectores donde todavía hoy cuesta ver esa libre competencia.

Pero como todo en esta vida tiene su parte negativa, y es que todo no puede ser prefecto, y en la economía colaborativa también hay un lado oscuro. Se trata de aquellos que se intentan beneficiar del bien común para su beneficio propio, llamando consumo colaborativo a cosas que no lo son. Me refiero a ciertas aplicaciones o sistemas en las cuales el fin no es compartir ni obtener el bien común, si no prestar un servicio fuera del marco legal, con ánimo de lucro y sin pagar impuestos.

Aún así, a día de hoy aventurarse a regular estrictamente materias como internet o las nuevas tecnologías puede ser más una desventaja que una ventaja, debido a que son mundos en constante evolución donde una norma muy rígida puede quedar obsoleta en meses, semanas o incluso antes de su publicación en su correspondiente Boletín Oficial. Por todo ello, a la hora de regular debemos andar con mucho cuidado.

Desde Ciertos organismos como la CNMC, entre otros, se apuesta por la no regulación y la defensa de este tipo de consumo; pero parece que al final nos acercamos a su regulación y al gran reto que esto supone. Por ello considero que esto será acertado siempre y cuando hablemos de una regulación flexible cuyo único objetivo sea regular qué entendemos por economía colaborativa; y evitar que ese lado oscuro acabe con los beneficios y el progreso de la misma, intentando mirar por el interés general y no por los beneficios de ciertos sectores que tanto están presionando en los últimos meses para poner coto a este tipo de consumo.

Diego Miranda Gómez. Departamento Jurídico de la Firma ÁREA, ABOGADOS Y
ASESORES

LA IMAGEN A JUICIO…

Tengo una amiga que no se maquilla casi nunca. Es guapa por dentro y por fuera, pero poniéndole como yo le pondría coloretes más a menudo, ella no se maquilla. Por falta de tiempo; porque su trabajo no lo requiere necesariamente; incluso –dice- por convicción.

Tengo otra amiga que no se echa una crema. Privilegiada genética, no la necesita. Pero ya he tenido que regañarla alguna vez, porque echarse protector solar no es echarse cremas, es algo más.

Hablar del mundo de la imagen, la cosmética y los cuidados personales desde una perspectiva objetiva, aséptica, constructiva… es complicado, porque alrededor de estas cuestiones se ha generado un negocio que mueve mucho dinero. Ni siquiera se ha visto especialmente afectado por la crisis, cuando estamos hablando de una cuestión que no es de primera necesidad.

Tengo otra amiga, guapa por dentro y por fuera, que se echa cremas y se maquilla. Un día se acercó curiosa a un nuevo centro de estética, porque le gustaba la imagen que transmitía la Profesional del salón. Y se llevó una gran sorpresa, porque entró con una expectativa muy clara y salió con un diagnóstico que reflejaba que no había un centímetro de su piel o su cabello que no estuviese en estado casi de abandono, manifiestamente mejorable gracias a las cremas que casualmente ella vendía; y sólo gracias a esas cremas.

Soy especialista en la materia, porque me gusta y porque me he formado – y sigo formándome- para ello. Por eso, aunque no lo exprese siempre, lo veo. Y no es cierto que el estado de la piel o el pelo de mi amiga fuese manifiestamente mejorable. Lo cual no es incompatible con que pueda cambiar de cremas, y aquí fue donde se equivocó, en mi humilde opinión, esta Profesional.

Tengo otra amiga, guapa por dentro y por fuera, que se echa cremas y se maquilla. Principalmente porque le gusta y porque ha descubierto con ello, de hecho,  su pasión y  su inquietud por conocer ese mundo y aprender nuevas técnicas… y sobre todo nuevas ilusiones. Lo ha convertido en una forma de vida que le aporta ese punto de alegría y de color que se necesita en algunos días “grises”.

Porque echarse cremas o maquillarse tiene más que ver con dedicarse esos cinco minutos al día que todos los manuales de bienestar dicen que nos tenemos que dedicar; y por sentirnos tan guapas por fuera como lo somos por dentro. Porque sacar una sonrisa, aunque sea tímida, a una persona que se ha maquillado o dejado maquillar y se ve bien, o incluso mejor de lo que se veía antes, tiene un impacto positivo en nosotros mismos y en la relación que establecemos con nuestro entorno.

Porque si lo hacemos bien, en realidad tiene que ver con nuestro interior, y no con nuestro exterior. Pongamos ese toque de color (en su justa medida) que cada uno necesita…

Mercedes Acuña Bejarano. Consultora de Belleza, Bloguera de Moda vidas diarias

¿AGNÓSTICO DE JUZGADOS?… CONSTRUYAMOS SOLUCIONES.-

En mi ejercicio profesional y vocacional vinculado al Derecho y la empresa, con alguna frecuencia me viene a la memoria y las sensaciones el recuerdo del entrañable y honesto Don Manuel, párroco de Valverde de Lucerna, abnegado y singular protagonista del libro “San Manuel Bueno Mártir” de Miguel de Unamuno… Ese sacrificio consciente e inteligente, y su discernida opción por “no despertar al pueblo de su fe” confiando en la bondad de vivir en esa esperanza, en ese acomodado alivio… “vivir y dar vida”, recomendaba el párroco a sus interlocutores. Y cargaba con el peso infinito de su incoherencia alevosa, de su falta de fe, de su agnosticismo temeroso, como un secreto intenso y un yugo necesario para el bien colectivo.

Esas evocaciones ponderadas con detenimiento no son fruto de la casualidad sino de los choques vivenciales que salpican mi rutina, esto es, cuando mi ejercicio profesional y vocacional se topa con la actividad de un juzgado y un juzgador. Esos motores de la aplicación de la justicia personalizados y personificados a menudo se presentan llenos de imperfecciones, asumibles por su idiosincrasia terrenal y mundana (aunque algún protagonista olvide o se atribuya otra condición); y lo que es más grave y no tan excepcional, perforado por irresponsabilidad, falta de compromiso, falta de inteligencia emocional, de implicación con el fin último y esencial de hacer justicia, de falta de medios… Es demasiado frecuente asistir a la falta de proporción entre el esfuerzo y el desempeño del juzgador y la trascendencia del caso o la labor de los otros profesionales… causas muchas, realidad una: un sistema que genera más insatisfacción y desconfianza que seguridad y garantías aun estando pertrechado en muchas de ellas, que lejos de enriquecer el proceso lo hacen caducar y hasta pudrir… Un sistema donde el incumplimiento sobrevive con cierta facilidad hasta desafiante y cómplice. La ley es una excusa, el juez un ejecutor limitado y atrapado en muros de tiempo, exigencias y responsabilidades, y al final la Administración es su propia excusa para no administrar, ni justicia ni derecho.

El Derecho tiene sentido y adquiere virtualidad como camino hacia la justicia, los derechos deben encontrar amparo en la Justicia (entendida como juzgados y tribunales), los jueces son o deberían ser garantes de todo ello y canalizadores de intenciones, principios y voluntades, preceptos e interpretaciones, y eje de atracción del compromiso del resto… Este circunloquio próximo a la utopía “aterriza” forzosamente cuando folios y folios de demandas, oposiciones, escritos, palabras y discursos en sede judicial, se despachan con aparente distancia, apatía a veces hasta evidenciadas en resoluciones de “corta y pega” escuetas y estereotipadas, o incluso en un respeto disimulado o directamente en un trato irrespetuoso para quien rellena los lados del estrado…La Justicia sí está por encima como ente y concepto superior, pero quien la aplica y participa de ella debiera reconocerse como parte del sistema, y no proyectarse como “mano que mece la cuna” hasta el punto de agitarla y volcarla. No sentirse escuchado o atendido, no apreciar estudiadas y fundamentadas las resoluciones, la lentitud perniciosa de los procesos, el papeleo incesante y dilatador, son formas de injusticia de la propia Justicia.

Ante eso, la alternativa de Don Manuel se me aparece como tentación en forma de resignado silencia para no distraer y despertar al pueblo de su esperanza; de ese mal necesario y no apartarlo del sistema menos malo; pero un cierto punto rebelde me anima a osar y aspirar una transformación, a saltar caminos y muros, superar obstáculos y proponer nuevas soluciones, que se sustenten en renovadas actitudes, que quiebren y rompan con la aceptación perezosa de lo que hay, que pongan su “foco” en el objetivo, para explorar nuevas vías, métodos alternativos, donde el sujeto y el problema tengan voz y voto tangible y visible, donde el afectado participe en la solución, donde el conflicto se plantee en términos constructivos, como medio y no como fin drástico y dramático…

Por eso, y porque la innovación en el Derecho y la Justicia tiene nombre compuesto: métodos alternativos de resolución de conflictos… con mediadores cualificados, motivados e implicados, como caminos de respuestas y soluciones, deconstruir la confrontación y desmenuzarla para configurar un nuevo horizonte en forma inicial de oportunidad. Tiempos nuevos, sistemas nuevos, complementarios, oxigenadores…

Y es que lo contrario conlleva convertirse en Blasillo, el bobo, que imitaba a Don Manuel, que murió con su secreto al mismo tiempo que Blasillo con su sonrisa serena, buscando hacer el bien, pero aceptando y aprobando aquello que podía estar mal, engañándose como forma de engañar.

Ángel Luis Gómez Díaz. Socio–Fundador y Director General de la Firma ÁREA, ABOGADOS Y ASESORES

SAN POLÍTICO

Aunque parezca casi mentira o inverosímil en estos tiempos, los políticos tienen patrón y Santo en el Santoral, y hubo un político santo (al menos beatificado y canonizado en su condición de tal): Santo Tomás Moro, que se celebra hoy 22 de Junio. Hoy son épocas en los que el apellido Moro se relaciona o vincula más a un excelente y recomendable vino de las Bodegas Pesquera, propio de ocasiones especiales (por su precio): Emilio Moro. Pero a lo que vamos es que los políticos y la política tienen su hueco entre la santidad por difícil y osado que nos parezca, aun cuando en realidad es muy conveniente que los políticos cuenten con “divinidades” a las que consagrarse. Si bien y principalmente la política y su mentada “casta” se ha convertido en camino y motivo de santidad para muchos sufridores ciudadanos.

Pero Tomás Moro, canonizado en 1.935 y considerado santo y mártir por la Iglesia católica, presenta episodios que encarnan los valores esenciales de la política y algunas ironías que permiten guiños muy actuales. Fue una personalidad coherente y valiente, con una extensa y profunda formación, curtida en muchas y exigentes escuelas inglesas, vinculado a lo jurídico y a las humanidades y con mentores de gran prestigio. Se mantuvo siempre firme en sus valores e ideas hasta el final, pasando de ser defensor del Rey Enrique VIII a oponerse a sus intenciones e intereses particulares, que implicaban romper con la Iglesia de Roma, declarar su Supremacía en la Iglesia Anglicana y su ruptura con el papa y la fe católica, para un fin muy personalista: divorciarse y anular su antiguo matrimonio con Catalina de Aragón y casarse legítimamente de nuevo en búsqueda de descendencia con Ana Bolena. Ante la negativa del Papa a “bendecir” este proceso, el Rey decide ese posicionamiento e impulsa una nueva iglesia a su medida. Frente a esto se sitúa Tomás Moro sin doblegarse y renunciando a su acomodada posición socio-política cercana al rey e investido de poderes relevantes. Esto le valió la condena monárquica que culminó en juicio sumarísimo con resultado de pena de muerte, que se ejecutó por decapitación en 1535, pese a la clemencia y mediación intentada por el Papa o por Carlos V.

Sí, queda clara su integridad, autenticidad y convicciones; y la parte irónica de su vida y obra relacionada con la actualidad no deja de tener su curiosidad y su mensaje, si queremos, subliminal: uno de sus principales libros fue “Utopía” donde trata problemas sociales de la humanidad haciendo gala de su humanismo renacentista y con gran predicamento entre los pensadores de su tiempo; y subiendo al cadalso para “perder la cabeza” literalmente, le dijo a su verdugo (desde la serenidad de su fe y confianza en Dios): “Le ruego, señor teniente, que me ayude a subir, porque para bajar, ya sabré valérmelas por mí mismo” (y a mí esto que me suena y me resulta fácil asemejarlo a la trayectoria de muchos o algunos de ese gremio…). Más allá de discusiones y valoraciones históricas sobre su papel ante las reformas de la Iglesia, lo que pretendo destacar es que la figura del Santo estuvo marcada por su compromiso con unos principios y valores, después de una intensa y cuidada formación, y de un recorrido y trayectoria secuenciado a través de diversos cargos y responsabilidades. Perteneciente a la clase media, fue abogado antes que político, jurista de vocación, y atesoró múltiples experiencias en sus distintos puestos, sin dejar de cultivarse, escribir…

La política es necesaria y los buenos políticos son imprescindibles. La sociedad necesita líderes, referentes y gestores y siempre estuvieron en la política grandes personalidades que marcaron los tiempos y la historia, políticos comprometidos, con convicciones, con gran generosidad… La política y los políticos, representan a la sociedad y son un reflejo de ella, de modo que se genera un bucle en el que la sociedad necesita el impulso de políticos de estado y con vocación de servir, y estos estadistas salen de esa sociedad, son su producto y resultado. En su origen del latín la política se relaciona con el ordenamiento de la ciudad y de los asuntos del ciudadano, e incluso se define como una rama de la moral (curioso también) orientada a resolver los problemas y necesidades de la convivencia colectiva en un marco libre y de hombres libres, y que debe promover la participación ejerciendo el poder para el bien común. Y propio de un diccionario es decir que el político es quien ejerce la política…

A todos debería interesarnos, ocuparnos y preocuparnos la política, a pesar o con los políticos. Creo que hay grandes políticos y servidores públicos con convicciones loables, muy respetables, formados, preparados y dispuestos para la responsabilidad. Sin embargo es innegable el desencanto y la desafectación con todo ello, y no resulta difícil identificar las causas: descrédito, desconfianza, demérito, crisis económica, desproporción, desapego, irresponsabilidad, despilfarro… Podríamos hacer muchos análisis o uno muy concienzudo… Sin embargo, lo considero más sencillo y más complicado a la vez: son personas las encarnan las responsabilidades políticas, son personas con ese “poder” de servir a todos, es su conducta, su gestión o su desacierto en ella ante las situaciones presentadas; las que han provocado percepciones y sensaciones, realidades también, como las descrita… Son ellas, quienes habrán de asumir su propia misión de transformación y cambio, son las personas y su vocación política la que habrá de revertir la indignación suscitada.

Desde luego desde su Santo y el Santoral se apuntan caminos ya muy repetidos y exigidos: el mérito y la formación, una trayectoria no sólo política y para la política, sino vital y educativa, un sentido del deber, de la responsabilidad y del compromiso, coherencia e integridad, cierto talento, y proporcionalidad… La política y los políticos representan y gobiernan a la sociedad, pero no pueden convertirse en una sociedad en sí misma, que se retroaliment y se autoabastezca y acabe interesándose principalmente por ella misma. Para ello es determinante el número, la calidad y la cualidad, ese don de liderazgo, y una formación curtida y acreditable que no necesarimente consiste en la acumulación de títulos sino en un bagaje personal y profesional completo. En general somos seres políticos, porque nos interesa y vivimos en sociedad, convivimos, y nos asociamos, opinamos y tomamos decisiones o nos afectan las decisiones que se toman.

Los malos políticos sobran siempre, los buenos políticos nunca serán demasiados, pero no puede haber ni 100 ni 200 mil buenos políticos (una estimación prudente y justificada que leí hace poco los situaba en 160.000)… Porque eso pone en peligro talentos y actitudes “tomasianas” como las del Santo “Moro”, dificultan su desarrollo, pero es que desencadena el riesgo de configurarse como un ecosistema propio, un suprasistema, con una puerta de entrada cuyas llaves las tienen los de dentro y los criterios para abrir también. Necesitamos que se instale una meritocracia consensuada, que realmente sea una “carrera” con una trayectoria previa, que tenga unas exigencias y unas compensaciones ajustadas a aquellas, que su retribución tenga que ver con sus resultados, con sus responsabilidades… Debe haber tantos como necesite la sociedad pero no tantos como necesiten los partidos. Una nueva ley electoral como menos estratos y clasificación de ciudadanos (pagamos impuestos por ser de un estado, de una comunidad autónoma, y de un municipio…somos uno y pagamos para tres); una ley de partidos que disponga su autofinanciación con procesos transparentes y auditados… Necesitamos que nos den motivo para confiar y creer, no discursos paralelos… El debate no es políticas sí o no, políticos sí o no… el debate es que necesitamos otra política de los políticos y otros políticos para la política.

Si los políticos representan a la sociedad y/o son reflejo de la misma, efectivamente deben padecer y comprometerse con ella, ilusionarse con ella, sentirse responsable de ella… Si ganamos, ganamos todos; si perdemos, perdemos todos…juntos, porque política es gestión y representación colectiva para el bien común, los sistemas son un vehículo, y la causa, las consecuencias, el problema y la solución son las personas. Hay muchos políticos que cobran mucho más de lo que merecen y hay muchos que quizás cobren menos de lo que deberían respecto de las responsabilidades y sacrificios que conlleva su cargo (precisamente aquellos que están más en candelero y con más peso a sus espaldas). Desde un punto de vista de gestión y de representación, sobran órganos, instituciones y organismos, y sobran políticos, y que no se acometa esa reducción, es un acto o gesto “anti-político”. Cierto es que destacamos más la mala política que la buena, y hacen más ruido y se concede más notoriedad al mal político que al bueno… y de lo bueno también hay mucho.

Mucho de lo que digo es reiterativo y está muy manido en general, pero como Tomás Moro, hay que perseverar, ser persistente y coherente hasta el final.. Y ya sabemos aquello de importa mucho más nuestro ejemplo y acción, que nuestra opinión, porque sólo aquella traerá los cambios que deseamos o pensamos.

Ángel Luis Gómez Díaz. Socio–Fundador y Director General de la Firma ÁREA, ABOGADOS Y ASESORES.

¿Y QUIEN NOS CONTROLA A NOSOTROS?

La figura del Empresario es una figura muy importante en nuestra sociedad, ya que sin empresarios y empresas no existiría el mundo globalizado tal y como lo conocemos hoy. Todo el mundo habla de los empresarios y de las empresas, pero nadie habla ni se preocupa de la gran responsabilidad que llevan a la espalda y tampoco del estrés al que están sometidos en su gestión. Es en este punto donde nace el “Controller”.

¿Y qué es un “Controller”?

Pues bien, un “Controller” es un servicio que nace con la vocación de ayudar a los profesionales, administradores y empresarios de todo tipo de sectores a que el peso de la responsabilidad sea menor en todos los ámbitos, y a su vez constituya una ventaja competitiva frente a los que no cuentan con este servicio.

Es una herramienta más al servicio de las empresas para ayudarlas en su gestión diaria, con el objetivo de facilitar a las Empresas y sobre todo a los Empresarios la tarea de la gestión y la supervisión.

Muchos de ustedes ya habrán oído hablar de esta herramienta incluso alguno la usará en su empresa o negocio, pero como todos los servicios y herramientas evolucionan, al igual que nuestro entorno y nuestras necesidades. Cuando usamos el término “Controller” ya no nos referimos exclusivamente al Controller de gestión financiera, ese servicio se ha quedado obsoleto y no abarca todas las necesidades de los empresarios ni responde al entorno actual de las empresas.

El “Controller” actual es mucho más que una simple herramienta para la gestión financiera de la empresa, es una herramienta completa que sirve para la gestión de la empresa, tanto financiera como jurídica. Es un servicio que aminora el peso de la responsabilidad mucho más que el mero controller financiero. Permite tener controlada tu empresa en todos los aspectos financieros y legales, algo más completo y útil. Un elemento diferenciador capaz de dar una ventaja competitiva a aquellos empresarios y empresas que sepan manejarlo de forma adecuada.

Esta figura toma mayor importancia, tras la reforma del Código Penal del año 2010, y será aún más relevante si finalmente se aprueba el Proyecto de Ley del Código Penal que actualmente encuentra en trámites en el Congreso de los Diputados, concretamente en la Comisión de Justicia para enmiendas.

¿Qué tiene que ver esto con el “Controller”?

La reforma del año 2010 introdujo el art. 31 bis del Código Penal , donde aparece por primera vez la responsabilidad penal de las personas jurídicas con todo lo que ello conlleva. Asimismo, la actual reforma tal y como esta planteada modifica dicho artículo y lo amplía exonerando a la persona jurídica y a sus administradores de dicha responsabilidad, siempre y cuando hayan adoptado antes de la comisión de cualquier delito modelos de control y gestión que incluyan medidas para prevenir la comisión de los delitos dentro de las empresas , así como hay que destacar la aparición de nuevos delitos que afectan a la persona jurídica y a sus administradores como son el delito de corrupción en los negocios y el delito de concurso punible o bancarrota.

Siendo aquí, dónde entra la figura del “Controller” interno un servicio integro, que no solo supervise la gestión financiera, que también es importante, si no que además diseñe un modelo de prevención eficaz que evite esta responsabilidad penal y exonere al empresario y a las empresas de la misma en caso de que se pudiera cometer alguno por parte de sus representantes en el desempeño de actividades por cuenta y beneficio de la empresa. Así como, una herramienta que se encargue de toda la supervisión y cumplimiento legal, ya no solo de la normativa penal, si no también de la normativa civil, mercantil, laboral… Sin olvidarnos nunca de la gestión financiera también muy importante y por todos conocida, pero integrada dentro nuevo servicio mucho más completo e integro.

El servicio del “Controller” no es otra cosa que una herramienta que se pone al alcance de las empresas con el objetivo de facilitar su gestión y reducir el peso de la responsabilidad de los administradores de las mismas, así como ayudar a los mismos a adaptarse a los cambios y necesidades del mercado y del ordenamiento jurídico.

Diego Miranda Gómez. Departamento Jurídico de la Firma ÁREA, ABOGADOS Y
ASESORES