Uno de los sueños del ser humano ha sido y es, el de conquistar el espacio. Aunque con la tecnología actual, ese sueño está demasiado lejos de poder conseguirse. En la actualidad, la NASA tiene planteado viajes solo de ida tripulados por humanos a Marte. Y señalamos, solo de ida, ya que no se dispone de la tecnología suficiente como para regresar. Aún así, las condiciones de vida que ofrece Marte o cualquiera de los planetas de nuestro sistema solar, son practicamente inviables para hacer una vida, tal cual la conocemos. Otro de los anhelos, aunque este con menor entusiasmo, es conquistar el mundo submarino para hacerlo habitable, y poder vivir bajo las aguas de los océanos y mares. Esta es otra opción inviable, dado el enorme costo que ello supone, aunque ya existen proyectos de casas pequeñas que cuentan con dos pisos, uno exterior sobre la superficie del mar y otro inferior, por el que se accede internamente por un tubo de material hermético a través de una escalera, y poder dormir con vistas al mar. Hay algunos proyectos ambiciosos, como hoteles submarinos de lujo que están por realizar en un futuro no muy lejano.
Y con esta realidad, la cual todavía nos ancla a la superfie terrestre, el ser humano no deja de querer reinventarse y querer dominar otros espacios, y dado que no puede controlar lo externo y a la naturaleza, ha decidido por crear su propio planeta virtual. El metaverso.
Esta idea del metaverso no es nueva. La primera compañia en hacerlo realidad fue Linden Research Inc, con su videojuego “Second Life”, el cual crea avatares (que son personajes virtuales con forma humana) y a partir de ahí, genera un mundo que es paralelo al nuestro. Edificios, tiendas de ropa, universidades, etc. Muchas empresas apostaron por tener su presencia en ese juego, comprar su propia parcela y replicar sus propios edificios o crear uno nuevo y tener presencia virtual, más allá de un mero anuncio o página web, o perfil social. Este es el comienzo incipiente del metaverso de un modo profesional.
Y llegamos al año 2021, con la tecnología actual, que está mucho más avanzada en materia de realidad virtual, realidad aumentada, aparatos sensoriales, entre otros. Y con esta realidad, ya son varias compañias tecnológicas gigantes, como Google y Facebook las que han apostado por entrar en este mundo paralelo. Y como suele suceder, estas gigantes suelen arrastrar a las compañias grandes, medianas y pequeñas con ellas. Suelen crear la tendencia que marca la tecnología en un futuro próximo y nuestra forma de relacionarnos.
Una película de Steven Spielberg, “Ready Player One”, puede ser el ejemplo perfecto para tener en cuenta las posibilidades que ofrece el metaverso. En el largometraje, las personas se “sumerjen” en un mundo virtual, que es una mejora sustancial del nuestro, a través de unas gafas de realidad virtual . Entre otras opciones, existe la posibilidad de ganar dinero real y esto lleva la participación masiva.
Pues bien, las grandes compañías quieren imitar de algún modo este modelo, y llevar los proyectos fracasados del pasado a uno de éxito, con una participación masiva. Las posibilidades reales son realmente muy prometedoras. En cuanto a lo que se refiere a materia empresarial, puede ser un boom en la venta de inmuebles virtuales, ya sea para su posterior reventa o para edificar los cimientos de empresas ya existentes y replicar sus edificios o contruir unos nuevos, o para el nacimiento de nuevas empresas de ámbito exclusivamente virtual. En definitiva, sería multiplicar por dos lo ya existente. Todo lo que tenemos en el mundo real, puede tener su replica en el mundo virtual, con todo lo que ello conlleva. E igual que en el mundo real, pueden darse las opciones para poder desarrollar nuevos y novedosos productos, ya sea con el aspecto de materiales conocidos por todos, o imaginarios, fantasiosos o de otra índole.
Tenemos que ver el metaverso como un nuevo canal de comunicación, al igual que en su día lo fue Facebook, o Twitter. Estos modelos basados en la comunicación a través de una pantalla pueden estar llegando a su fin o al menos, a un descenso generalizado mundial. Ya no solo vale con ver, lo importante puede estar marcado por las emociones, por la sensorialidad. Imaginemos una reunión virtual con un grupo de emprendedores que quieren presentar su proyecto a un fondo de inversión a través de una videoconferencia. La gran diferencia con respecto a hacerlo de forma presencial es que la falta el aspecto emocional, sensorial y visual. Un apretón de manos, una mano en el hombro, son sensaciones de las que carece una videoconferencia. El metaverso es un canal de comunicación que añade la replica a esas sensaciones, o al menos, intenta ser parecido.
En cuanto a las oportunidades laborales, son muy amplias. Es una realidad que se necesitarán nuevos desarrolladores de tecnología tridimensional, ingenieros digitales, entre otros. Pero no solo se necesitarán nuevos desarolladores de todo el mundo virtual, sino que una vez creadadas las empresas virtuales, se necesitaran trabajadores que pongan en funcionamiento todo este mundo para beneficio de los clientes y transeuntes.
Es muy probable que se replique el éxito que ha tenido la moneda virtual “Bitcoin”, que en sus inicios costaba 3 céntimos de dolar, para costar en 2021, la cifra de 52.000 dolares por moneda. Esto mismo puede suceder con la compra de parcelas virtuales, de edificios emblemáticos, de nuevas monedas, venta de vehículos, ropa, etc. Todo lo inimaginable se podrá vender o alquilar. Ademas, de eso, se podrán ofrecer servicios de toda índole. Pensemos en un despacho de abogados, una empresa de telecomunicaciones, un banco, un estadio de fútbol, un museo, un concierto, pero también cosas que sucedieron en el pasado, como por ejemplo, una visita por un recinto con dinosaurios, un circo romano con gladiadores, o algo más futurista como viajes por el espacio y aterrizaje en otros planetas. ¿Se podría crear un universo, además de replicar nuestro planeta? Por supuesto que si. Todas las posibilidades están abiertas. Y un gran negocio está apunto de emerger, en el que muchos trabajos que hoy hacemos de forma presencial, lo haremos de forma virtual o incluso podremos compatibilizarlos entre sí.
Es una gran oportunidad para que pequeñas empresas puedan expandirse por clientes de todo el mundo virtual. Que puedan vender sus productos, tanto reales como virtuales. Que puedan ofrecer sus servicios. Que puedan tener presencia virtual y dirigirse a clientes que de otro modo, no podrían llegar. Es el momento de lo sensorial. De captar clientes, no solo de modo visual a través de un entorno virtual, sino que además, se pueden llegar a ofrecer experiencias sensoriales con nuevos “gadgets” que ayudarán a que la comunicación adquiera, cada vez más, una sensación de realidad. Esta realidad está por llegar, y hay que entrar en ella lo antes posible para posicionarse en los primeros lugares como empresas de primer nivel.
Vicente Martín-Romo Moreno. Departamento Jurídico de BÁLAMO LEGAL&FISCAL